A la captura de 3.453 toneladas de carbono

El Municipio de Medellín aspira a entrar a los mercados voluntarios de carbono en los próximos meses a partir de la captura de 3.453 toneladas anuales de CO2.

Hoy, una tonelada capturada de carbón es valorada en este mercado en 5.000 pesos. Si se hiciera la transacción, Medellín recibiría al año 17 millones 265 mil pesos.

Si bien esa suma no significa mucho en términos de dinero, lo que sí valoran los funcionarios responsables ambientales del Municipio es la contribución al mundo en captura de CO2, además de que sería la primera ciudad en el país en entrar al mercado de carbono. Pero, sobre todo, destacaron los servicios ecosistémicos que se derivan de la actividad de la reforestación.

Aunque analistas ambientales independientes valoran el trabajo de Más Bosques de la Alcaldía, hicieron notar el tamaño de las emisiones en el Valle de Aburrá: 3.500.000 toneladas de CO2 al año.

El proceso

Que hoy Medellín esté a las puertas del mercado voluntario de carbono hace parte de un proceso que arrancó en 2009 con Más Bosques.

Álvaro Guzmán, ingeniero forestal de la Secretaría de Medio Ambiente, indicó que con Más Bosques se aumenta la cobertura boscosa y se restauran áreas que fueron bosques. Además de los servicios ecosistémicos que prestan los bosques, está el de la captura del CO2.

Para entrar a los mercados voluntarios de captura de carbono, Medellín aún está en la primera fase, que consiste en una validación por parte del Icontec Internacional. Entregaron una primera documentación en diciembre pasado, les hicieron observaciones y esta semana los volvieron a radicar.

En un mes, según Guzmán, esperan la respuesta y confían en que se les avale el proyecto. Después seguirían las verificaciones sobre el terreno con expertos de la Universidad Nacional e internacionales.

“Si lo logramos, entonces salimos a la bolsa, que la maneja Markit, una entidad internacional”, dijo Guzmán.

En este camino, explicó, también existe la posibilidad de que empresarios colombianos puedan comprar los bonos para compensar sus emisiones de carbono o lo haga el propio Municipio en un ejercicio similar de compensación.

En todo caso, dijo Guzmán, la primera emisión de los bonos sería el próximo año.

A la fecha, con el programa Más Bosques se han reforestado 570 hectáreas en la zona rural de los corregimientos de Medellín, entre ellas una franja de 40 hectáreas en el cerro Pan de Azúcar, en el Oriente de la ciudad.

Son 8.000 millones de pesos invertidos no solo en siembra, sino también en mantenimiento e investigación. Y la idea para validar el mercado voluntario de carbono, conocido como VCS (por sus siglas en inglés Verified Carbon Standard), es la captura que se haga en 680 hectáreas de bosques.

Se estima que a finales de 2017 se llegue a esas 680 hectáreas. La asignación de recursos para 2015 es de $800 millones.

Los más y los menos

Esteban Álvarez, director del Laboratorio de Investigación en Servicios Ecosistémicos y Cambio Climático del Jardín Botánico, dijo que, de entrada, el proyecto de Más Bosques es una idea formidable.

“La importancia de sembrar bosques está fuera de toda duda. Meter el servicio de fijación de CO2 permite que los propietarios de predios donde se siembren reciban un beneficio económico adicional de mantenerlos”, indicó.

Insistió en que la gente no cuida árboles porque sí. “Muchas veces los procesos fracasan porque la gente deja de recibir apoyo. Al recibirlo aumenta la probabilidad de que los árboles sobrevivan”, agregó.

Pero el investigador llamó la atención sobre que el trabajo de Más Bosques es apenas una gota de agua en virtud de que la tasa de deforestación que hay en el Valle de Aburrá es decenas de veces más de lo que se reforesta.

“Si se trata del secuestro del CO2, de acuerdo con datos de 2011 publicados en la política de biodiversidad de la Alcaldía, se habla de que en el Valle de Aburrá se emiten 3.500.000 toneladas año de CO2. Los árboles necesarios para compensar esas emisiones implicaría sembrar anualmente 3 millones y medio y que crezcan durante unos diez años”, advirtió.

Reiteró que aunque eso no minimiza la importancia del proyecto Más Bosques, sí alertó sobre lo que denominó como tragedia ambiental que se registra en las laderas, donde incluso hay especies de las que no se tenía información y están en peligro.

“Medellín debería estar en función de cuidar los bosques que rodean sus abastecimientos de agua, como los de la represa La Fe. Las cabeceras de las quebradas de La Fe se han deforestado de manera escandalosa en los últimos diez años”, dijo.

Disparó un dato preocupante sobre la deforestación en Antioquia. Es el departamento número uno en arrasamiento de árboles. Al año se deforestan 29.000 hectáreas.

Otras iniciativas verdes

Para Óscar Hoyos, concejal de Medellín, quien ha liderado diferentes proyectos de acuerdo de preservación del medio ambiente en la corporación, es importante que Medellín aspire a tener esos recursos internacionales

“Desde hace siete años he venido insistiendo en que la ciudad busque esos recursos”, dijo el corporado

En su sentir, varios de los proyectos de acuerdo que él ha radicado también aplican para obtener ese tipo de certificados mundiales en captura de carbono. Se refirió al proyecto de Medellín ciudad verde y sostenible, el de siembra un árbol salvemos el planeta, los ecoparques en los bordes de ciudad y el de recuperación de los cauces de las quebradas.

Destacó Hoyos el proyecto de uso de las bicicletas como pilar del transporte sostenible, buscando desincentivar el uso del vehículo particular. “El 70% de la contaminación de Medellín es por el parque automotor”, dijo Hoyos.

Destacó que el programa Más Bosques apunte a la iniciativa de atrapar CO2 y a procesos de reforestación que ayudan a evitar la erosión en laderas y a proteger las microcuencas.

¿Y el árbol urbano?

José Fernando Álvarez, coordinador de la Mesa Ambiental de El Poblado, dijo que si bien el proyecto Más Bosques se enfoca en la zona rural de la ciudad, llamó la atención sobre la protección de los árboles urbanos.

Insistió en programas de conservación y mantenimiento. “El árbol hace que se equilibre el clima, no podemos descuidar la ciudad en sí”, advirtió.

En su opinión, algunos gobernantes y líderes políticos ven la reforestación como un gasto y no como una inversión.

Invitó a reflexionar sobre lo que ocurre en la parte alta de Las Palmas a donde llegan más unidades residenciales cada año, pero no ve programas intensos de protección de los árboles.

En ese debate, pidió diferenciar entre plantaciones de pinos que son de aprovechamiento forestal y de carácter comercial y algunos sitios en los que hay bosque nativo y tropical.

“El árbol urbano equilibra el calor y ayuda a que se conserve la sombra y la fauna. Por eso debemos conservar los que hay a lo largo de la avenida El Poblado”, señaló este líder ambiental.

Su análisis, dijo, apunta a que antes de pensar en metas ambiciosas como los mercados de carbono o una que se anunció en años anteriores sobre la siembra de por lo menos dos millones de árboles en Medellín (meta a 2015), “lo primero es organizar la casa”.

La ciudad por dentro

Según la organización Medellín Cómo Vamos, uno de los elementos que mayor relación guarda con la calidad del aire es la cantidad de árboles y arbustos en la ciudad.

Precisó que ellos cumplen una función de sumidero para los gases de efecto invernadero, además de paliar los niveles de contaminación por ruido, conservación del recurso hídrico, disminución de los riesgos asociados a deslizamientos y embellecimiento del entorno.

Señaló Medellín Cómo Vamos que durante 2013, la Alcaldía reportó haber sembrado unos 136.733 árboles, de los cuales 6.092 fueron sembrados en zonas urbanas y el resto, 130.641, fueron sembrados en áreas rurales.

“Esto representa un aumento de un 62% más con respecto a los árboles sembrados en 2012 (84.582). Vale la pena anotar que el porcentaje de árboles sembrados en áreas urbanas fue mayor en 2013 (4,5%) que en 2012 (3,8%)”, señaló Medellín Cómo Vamos.

¿QUÉ SON LOS MERCADOS DE CARBONO?
 
La plataforma Finanzas Carbono, desarrollada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), plantea que en los mercados de carbono se intercambian contratos de compra y venta donde una parte paga a otra por una cantidad determinada de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Indica que los activos que se comercian son de tres tipos: permisos de emisión, certificados de reducción de emisiones originados en proyectos y certificados de reducción de emisiones voluntarias. Sobre el mercado voluntario de carbono señala que comprende transacciones de créditos de carbono que no están regidas por una obligación regulatoria de cumplir con una meta de reducción de emisiones. Incluye transacciones de créditos creados para los mercados voluntarios como operaciones en las que se venden créditos de los mercados regulados a compradores que buscan voluntariamente compensar sus emisiones.
 
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