
A principios de la década de 1920, se llevó a cabo una investigación científica sobre las propiedades antimicrobianas del aceite de árbol de té (Melaleuca alternifolia), basada en observaciones de los usos de los pueblos aborígenes para este propósito. Su uso tradicional se reafirmó cuando esta investigación cuantificó sus propiedades y encontró que era un remedio altamente potente de mayor eficacia que muchos agentes antimicrobianos occidentales (como el fenol) existentes en ese momento. En el último siglo esto ha llevado a una industria próspera basada en la producción de aceite de árbol de té. El aceite se utiliza comúnmente en el tratamiento de infecciones bacterianas y fúngicas.
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Los pueblos aborígenes en la costa este de Australia habían sido observados durante mucho tiempo tratando el dolor de estómago utilizando un medicamento derivado de una especie particular de árbol, ahora conocido como Duboisia myoporoides o alcornoques. Durante la década de 1940 hubo una escasez de un medicamento occidental previamente ampliamente disponible que provocó una búsqueda a gran escala de un reemplazo. Los científicos se apresuraron a reconocer los tratamientos aborígenes tradicionales para las disfunciones gástricos y comenzaron a evaluar los componentes químicos activos del alcornoque. Esto dio lugar a la identificación y aislamiento exitosos del importante compuesto antiesmódico hioscina butilbromida.

Hoy en día, este medicamento fundado en una medicina tradicional aborigen sigue siendo un importante producto farmacéutico producido comercialmente utilizado internacionalmente en el tratamiento de dolencias como dolor abdominal, espasmos esofágenos, cólicos renales y espasmos de vejiga.
Fuente: Mick Gard