Pues trabajando en un enfoque «fenomenológico» del diseño, es decir, diseñar y construir optimizando los fenómenos meteorológicos del lugar, optimizando los recursos e integrando así la arquitectura en su entorno.
La casa está ubicada en un bosque, así que había que beneficiarse de lo que supone vivir en un bosque y disfrutar de toda la gama de experiencias y sensaciones que un bosque puede hacernos sentir:
- Disfrutar del juego de la luz cambiante en las superficies.
- La brisa que corriendo libremente.
- Los olores y el tacto.
- Los sonidos.
El diseño partió de la estética japonesa utilitaria y minimalista: el espacio no debe ser demasiado grande y el diseño no debe distraernos con frívolos elementos. El diseño es robusto y atemporal, de líneas horizontales y materiales cálidos.
- De diseño pasivo: orientación que se beneficiara de la luz solar y de la sombra «sun-shading», un acristalamiento óptimo, ventilación cruzada, la infiltración de aire fresco del exterior, luz natural, el aislamiento térmico y la minimización del consumo de energía.
- Diseño activo: recogida de aguas pluviales, calefacción solar de agua, la generación de energía fotovoltaica, chimenea térmica y mecanismos de purga de calor. Materiales y accesorios sostenibles incluyendo acabados de baja toxicidad, maderas recicladas, electrodomésticos de bajo consumo de energía, bajo consumo de agua en el paisajismo y un bajo mantenimiento del edificio.
La casa tiene forma de L, en un extremo la zona de los niños, en el otro, la de los adultos. En el medio, la zona de estar con la cocina abierta a la sala y contigua con un gran jardín y terraza orientada al norte.
Me encantan estos proyectos, pensados para formar parte del medio en el que están, aprovecharlo, disfrutarlo, respetarlo y que nos hacen sentirnos parte de la naturaleza ¿Os gusta?.