En Longyearbyen, comunidad ubicada en el Círculo Polar Ártico, se encuentra el Banco Mundial de Semillas de Svalbard, también llamada «Bóveda del fin del mundo» o el «Arca de Noé de las semillas». Se inauguró en Febrero de 2008 para proteger la biodiversidad de cultivos en caso de desastres naturales o guerras mundiales pero la guerra en Siria obligó a abrirla por primera vez en 7 años.
Esta bóveda guarda 860 mil muestras de semillas de toda clase de cultivos pero tiene capacidad para 4,5 millones de muestras. Con más de 130 metros de profundidad, instalada en una montaña de piedra arenisca, esta bodega puede resistir terremotos, erupciones volcánicas, radiación y la elevación del nivel del mar.
Noruega es el propietario de la bóveda mientras que las semillas son propiedad de los bancos de germoplasma de los distintos países que las envían a resguardar. El material está disponible únicamente para el depositante, no tiene fines comerciales sino específicamente conservacionistas.
El Centro Internacional de Investigaciones Agrícolas en Zonas Áridas(ICARDA), ha solicitado que la bóveda se abra por primera vez para reemplazar un banco genético en la ciudad de Alepo, Siria, que ha sido dañado por la guerra.
Aunque el banco de semillas de Alepo sigue trabajando, la situación los ha obligado a reducir sus actividades y no se ha podido mantener como centro de cultivo de las semillas que distribuye a Medio Oriente. 130 cajas de las 325 donadas regresarán al banco de semillas sirio y es una pena que este sea otro ejemplo de cómo la guerra está acabando con toda la vida en ese país.
Fuente: Veo Verde