Plantación de eucaliptos; Mandirituba, Paraná, Brasil. Foto: Clodoaldo Lima
Los bosques latinoamericanos, que son uno de los más grandes del mundo en la lucha contra el cambio climático, probablemente seguirán reduciéndose en tamaño e influencia económica, pero no necesariamente en su capacidad para ayudar a combatir el calentamiento global, según una nueva investigación de la Georgia Tech’s School of Public Policy; el estudio fue dirigido por Alice Favero, economista ambiental. Los investigadores evaluaron diferentes escenarios socioeconómicos y de cambio climático para evaluar cómo serán el mercado de la madera y los bosques en el futuro cercano.
Incluso en un futuro con un calentamiento mínimo, Favero y sus colegas descubrieron que los bosques latinoamericanos probablemente seguirán perdiendo terreno frente a los usos agrícolas. En un escenario climático más grave, las áreas boscosas aún se reducen. Aún así, se prevé que la capacidad de los bosques más pequeños para capturar y retener carbono sufra menos a medida que el aumento del carbono atmosférico impulse el crecimiento de los árboles.
En ambos escenarios, la investigación de Favero sugiere que la industria maderera latinoamericana perderá terreno económicamente en los próximos 80 años. Las pérdidas económicas serán más significativas en el escenario climático más grave. Esto ocurre, en parte, porque el cambio climático aumentará la productividad de los bosques en otras partes de América del Norte, como Canadá. La competencia suprimirá la demanda de madera latinoamericana, que actualmente representa del 15% al 20% de la oferta mundial. A su vez, esta situación podría generar potencialmente más deforestación a medida que los bosques pierden valor económico en relación con otras tierras.
Favero, una profesional académica que estudia la economía del cambio climático en la madera global, dice: “Creo que la parte más interesante de esta investigación para una economista como yo es que no solo considera los efectos del cambio climático en los bosques y el mercado de la madera en América Latina. También tiene en cuenta los efectos indirectos del clima en otras regiones y las implicaciones correspondientes en el mercado y las decisiones de gestión en la región”.
El estudio, que fue la primera evaluación agregada de los efectos del clima en los bosques de América Latina, recurrió al Modelo Global de la Madera. La herramienta incluye 250 clases diferentes de tierras, desde plantaciones de árboles de rápido crecimiento hasta bosques no gestionados. Analiza cómo el uso de la tierra, la gestión y los factores del mercado responden a diversas intervenciones políticas en diferentes condiciones climáticas. Específicamente, también incluyeron datos de un modelo de vegetación que predice los efectos de los cambios de temperatura, precipitación y gases de efecto invernadero en el crecimiento de la vegetación y las condiciones de supervivencia.
Finalmente, el modelo utilizó SSP (caminos socioeconómicos compartidos). Los SSP son modelos de futuros climáticos potenciales que van más allá de las predicciones de emisiones de carbono previstas para examinar los cambios culturales, políticos y económicos que podrían servir para acelerar o frenar el cambio climático. Lamentablemente, se espera que los precios de la madera aumenten en la mayoría de los escenarios determinados por el estudio. Sin embargo, el aumento no es suficiente para evitar la continua pérdida de tierras forestales para usos agrícolas y de otro tipo. Se pronostica que la superficie forestal total disminuirá entre 375 000 y 618 000 millas cuadradas entre ahora y 2100. Esos efectos son más pronunciados en los escenarios con el menor crecimiento económico y la menor demanda de madera.
El aumento de la demanda de madera podría dar lugar a plantaciones adicionales en plantaciones madereras, lo que daría como resultado unas 62 000 millas cuadradas de nuevos bosques gestionados en toda la región. Combinados con el almacenamiento de carbono obtenido por un crecimiento más robusto de los árboles debido al cambio climático, estos nuevos bosques gestionados podrían ayudar a compensar los daños potenciales del cambio climático en términos de migración de árboles y aumento de la tasa de muerte regresiva. Básicamente, la cantidad de carbono secuestrado aumentará con el cambio climático, según la investigación.
Los cambios varían de un país a otro. Por ejemplo, Brasil es el que más perderá en bosques templados, mientras que sus bosques tropicales podrían crecer. Esto no sería bueno para el país ya que la Amazonía ayuda a mantener muchos tipos de vida animal y vegetal en la región. Los efectos de tales cambios son menos pronunciados en América Central y el resto de América del Sur. Los investigadores piden más políticas de gestión forestal en toda América Latina para luchar contra estos efectos negativos.
No sabemos qué resultará del estudio. Los investigadores a menudo sugieren más regulaciones gubernamentales relacionadas con el cambio climático. Sin embargo, los gobiernos no siempre cumplen con sus hallazgos. Solo esperamos que los responsables políticos se tomen la investigación en serio y actúen en consecuencia.