Al pensar en el bosque por lo general se remite a recursos como oxígeno, madera, fauna y flora. Además, no se discute que estos lugares guardan una valiosa porción de la biodiversidad en el planeta y que dotan a la humanidad con recursos valiosos. Pero pocas personas saben que una buena parte del agua que consumen proviene de los bosques y que disponen de ella gracias a estos.
Para imaginar el papel que tienen los bosques en la provisión de agua dulce basta el siguiente dato que señala la FAO: el 75% del agua dulce que se consume alrededor del mundo, incluidas las grandes ciudades, proviene de las cuencas y humedales forestales.
Además, aproximadamente el 40% de la precipitación pluvial que se registra es causada por la evapotranspiración de las plantas, proceso en el cual la superficie forestal es una pieza clave.
Entonces, es fácil medir la función vital de estas áreas, la cual impacta en básicamente todos los rubros. Por ejemplo, para entender el valor económico que esto implica, René Castro, Director General Adjunto de la FAO para los Bosques, cita el caso de China, cuyos bosques tienen una capacidad de almacenar agua avaluada en un billón de dólares, es decir lo triple de lo que vale la madera que contienen.
Pero la relación entre agua y bosques no se limita al suministro, también a la calidad: las áreas forestales purifican, mediante filtración, el agua que posteriormente alimentará los lagos, ríos y depósitos subterráneos de agua. De hecho, invertir en el manejo sostenible de las áreas forestales resulta, definitivamente, más efectivo y mucho más económico que invertir en tratamiento de aguas.
El caso Nueva York
Las ciudades no pueden funcionar sin agua, y buena parte del agua que utilizan estas urbes proviene de bosques protegidos. De acuerdo con el propio Castro, Nueva York recibe casi 5 mil millones de litros diarios provenientes de bosques protegidos para ese fin –que suman poco más de medio millón de hectáreas–.
Fuente: CCMSS