House in the forest, una casa en mitad del bosque.

Alejarse de un entorno urbano permite tomar cierta distancia o imaginar otras posibilidades. El equipo de Florian Busch Architects plantea, en la isla japonesa de Hokkaido, un hogar que se extiende en horizontal para abarcar la mayor cantidad de territorio posible. Si se deja de lado los problemas de medianeras y normativas, se puede experimentar el lujo de abrazar el bosque.

Casa en el bosque

Este proyecto comienza con cerca de tres hectáreas de bosque apenas tocado. A poca distancia de las pistas de esquí de Niseko, el silencio aquí es la antítesis del ajetreo vacacional que ha convertido a varias de las ciudades de la renombrada zona de esquí en una desordenada expansión de dimensiones cada vez más suburbanas.

Encantados por la belleza de la región pero perturbados por este pseudo-suburbio incesantemente invasor, los propietarios, una familia numerosa, buscan escapar en la soledad del bosque. En consecuencia, el escrito no es para una casa sino para un tiempo en y con el bosque.

Rodearse de árboles

El sitio es un cuadrado casi perfecto con bordes de 160 metros de largo, lleno de altos pinos. A medida que los habitantes se acercan, un montículo impide cualquier vista al sitio: el único acceso, un pequeño camino rural que corre a lo largo del límite norte, fue rebajado hace muchos años. Después de escalar este montículo, nos paramos entre los árboles. Una suave pendiente desciende hacia el sur durante unos 100 metros antes de que la cima de una fuerte pendiente demarque el límite sur del sitio. Aproximadamente a la mitad del camino, hay un claro en el límite occidental del sitio.

Seguir el instinto

Moverse entre los árboles evoca curiosidad. Sondear los alrededores. Cada movimiento sutil cambia la profundidad de la percepción. El claro que se descubrió es el único lugar del sitio donde la distancia convierte a los árboles en un fondo abstracto. Sin embargo, en lugar de colocar el edificio en medio del clarose decidió serpentear entre los árboles en el borde del claro, protegidos por los árboles que lo rodea.

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En el bosque

El edificio se ramifica horizontalmente. Moverse por la casa es moverse por el bosque. A medida que las vistas van cambiando de lejos a cerca, el bosque es tanto un fondo distante como un entorno táctil.

Se abre el extremo de cada rama. Cuanto más nos acercamos a los extremos (el final de las ramas), más nos atrae el bosque. Si bien la protección del interior nos separa físicamente de la experiencia del bosque, el enfoque y la escala de las ventanas al bosque lo intensifican. Sentados en el bosque.

En la columna central de la casa, este foco de selección es reemplazado por una instantaneidad multifacética. Como una multitud de vistas del bosque que la rodea están llenando el espacio, la experiencia original dentro del bosque siempre está presente.

Establecer un diálogo

La House in the forest no se trata de una forma fija sino de un diálogo en constante cambio con el bosque. Lo que finalmente se construyó es simplemente el resultado de un proceso de sondeo y respuesta al entorno para crear un lugar donde la familia pueda estar tanto junta como sola, donde puedan convertirse en parte del bosque.

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Una composición orgánica

House in the forest es la resolución de un encargo cada vez más cotidiano— una vivienda en un paisaje salvaje— mediante un proceso compositivo claro y efectivo. La idea se ve a través de la arquitectura: la casa se piensa como una sucesión de piezas (habitaciones, salón, estudio, cocina, vestíbulo) que se colocan una a continuación de la otra; en un modelo de crecimiento que podría adaptarse a un proyecto de cualquier tamaño.

La casa se convierte en una galería de arte. Las estancias se diluyen y el recorrido se crea por medio de un eje central en el que aparecen, como si estuvieran expuestas, un repertorio de escenas silvestres. Todas se encajan en un contenedor que casi no cambia de forma. Una misma planta, alturas de techos constantes, pisos continuos, cubierta plana y con una misma piel de listones de madera situada en la misma dirección de los troncos de los árboles que lo circundan.

La vinculación con el lugar se genera través de los cristales. A pesar del mosaico de postales del interior, por fuera la propuesta se muestra casi como un objeto ajeno. La plataforma sobre la que se asienta apenas se comunica en un punto con el suelo. No existe un espacio externo que sirva de gradiente, el jardín no interesa. La naturaleza conserva el romanticismo de permanecer salvaje.

La casa se deja asombrar por un entorno impactante. No se doblega a pasar desapercibido o amoldarse a topografías y a dimensiones complicadas. Sin embargo, tampoco se desprende del respeto que le impide terminar de integrarse en el ecosistema. La cadena de relaciones espaciales que se propone de manera acertada se detiene justo antes de cruzar la barrera hacia el exterior. El límite en el que vuelven a manifestarse las costumbres de un modo de vida urbano.

Ubicación: Hokkaidō, Japón
Tamaño: 230 m2
Estructura:
Madera (estructura de madera sobre losa elevada de hormigón armado).

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