
Carta de Jorge Goffard Silva, presidente del Colegio de Ingenieros Forestales de Chile, publicada en el Diario Finaciero.
Con frecuencia se busca establecer una relación entre la pobreza rural y las plantaciones forestales, para ello la referencia más utilizada es el Índice de Desarrollo Humano elaborado por el PNUD.
Sin embargo, este índice utiliza tres componentes: salud, educación e ingresos. En las comunas rurales donde se encuentran las plantaciones forestales la provisión de los servicios de salud y educación son de carácter público. Por lo tanto, la precariedad que el mundo rural tiene en estos componentes no es atribuible a la presencia de plantaciones en sus territorios. De ahí que el índice de desarrollo humano no sea la mejor forma de buscar una relación causal entre pobreza rural y plantaciones forestales.
Sobre la tasa de sustitución del bosque nativo, es importante destacar de las 2.707.000 hectáreas de plantaciones existentes en el país, el 84% de ellas se estableció sobre suelos descubiertos y degradados.
Finalmente, la loable preocupación por el uso de químicos por parte de quienes atacan las plantaciones forestales no se traslada a la actividad agrícola, donde seguramente sabrán que se usan químicos en una proporción de 100 a 1 en relación a la actividad forestal. Lo mismo ocurre en el caso de la sustitución, ¿cuándo han levantado la voz los detractores de las plantaciones forestales para criticar el reemplazo de bosque nativo por cultivos agrícolas en la zona central? No hemos escuchado su voz atacando a las viñas por la sustitución y cambio de uso del suelo. ¿No es acaso el mismo principio que está en juego?