
El artesano Giliam de Carpentier ha creado una obra única que fusiona creatividad y tecnología: el Carpentopod, una mesa de madera con 12 patas, completamente funcional y controlada a distancia. Inspirada en las esculturas móviles Strandbeest de Theo Jansen, esta mesa no solo sirve para sostener bebidas y aperitivos, sino que también puede moverse autónomamente, brindando una experiencia completamente diferente a cualquier otro mueble.
El Carpentopod cuenta con dos secciones, cada una con seis patas, impulsadas por motores individuales que le permiten desplazarse. A través de un sistema de cigüeñales y una configuración cuidadosamente diseñada, la mesa avanza con suavidad cuando se le da un pequeño empujón, como si cobrara vida. Además, la mesa incorpora un módulo Bluetooth conectado a una placa Arduino, lo que permite su control remoto mediante un controlador Nunchuck modificado de una Wii. La batería de LiPo integrada garantiza horas de funcionamiento inalámbrico, ofreciendo una mesa verdaderamente dinámica y funcional.


Dos Motores para el Movimiento Autónomo
Giliam eligió dos motores sin escobillas de 24V, conocidos por su uso en cortinas automáticas, para dar vida a su creación. Estos motores ofrecen un par considerable y son perfectos para la mesa, que combina movimientos precisos con control de velocidad eficiente. Para garantizar la precisión en la fabricación de las patas, Giliam empleó una fresadora CNC, que le permitió producir de manera uniforme las 12 patas idénticas de madera.
Debido a las limitaciones de la CNC para crear formas más complejas, Giliam diseñó las patas a partir de tres láminas de bambú laminado, que luego ensambló. El proceso de fabricación también incluyó la creación de cigüeñales de aluminio mediante CNC, lo que otorgó a la mesa su capacidad mecánica para caminar.
Un diseño elegante con un vientre funcional
El diseño del Carpentopod va más allá de lo funcional. La mesa cuenta con un hueco central, o «vientre», donde se alojan los componentes electrónicos, los motores y la batería. Este vientre tiene un diseño curvo, inspirado en la forma de un cofre del tesoro, que añade un toque estético atractivo y evita las líneas angulares. Las puertas curvas del vientre se fabricaron mediante una técnica llamada entallado, que permite al bambú ser más flexible y maleable al vapor, dándole la forma deseada.
El acabado final del Carpentopod combina a la perfección con el mobiliario de la sala de estar de Giliam, ya que tanto la mesa como un mueble de televisión que él mismo soldó están revestidos con madera de mango, compartiendo un color y textura uniforme.
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