Espero que este artículo sirva para aclarar las continuas preguntas que los usuarios y futuros usuarios de pellet formulan ante el desconocimiento de la producción, implantación y el uso para aparatos de uso domésticos y que a lo largo de estos años me han estado haciendo de forma invariable, es decir, a medida que pasan los años no se aclara la situación y las dudas son las mismas a pesar de que la implantación es cada día mayor.
Todavía me hace gracia cuando alguien me pregunta ¿y eso funciona?, ¿y eso ahorra?, pues si, funciona y ahorra, pero para que estas dos variables sean óptimas el binomio cadera-instalación deben tener una serie de requisitos que hoy por hoy se desconocen por parte de los clientes e instaladores. Unos van a por la instalación más barata, otros comenten errores en la misma solo porque acostumbrados al gas o gasoil instalan como tal y solo hay que ver un litro de gasoil y un kilo de pellets para darse cuenta de que tanta es la diferencia de combustible como es el funcionamiento de una caldera. Esta cuestión sobre máquinas e instalaciones la escribiré más adelante en otro post.
Hace ya 8 años implanté con una empresa la primera fábrica de pellet de Castilla la Mancha y creo que fuimos los segundos o terceros de España, no me dio tiempo a contarlo, a partir de esas fechas las fábricas salieron como churros a pesar de no haber instalaciones todavía para soportar la producción. Y entonces me di cuenta de las diferencias notables entre una fábrica pequeña y una grande, márgenes de beneficio, penetración en el mercado, etc.
Hoy por hoy una fábrica de pellet grande (miles de toneladas de producción mensual) cuesta una millonada literalmente 3-4 millones de euros incluso hay experiencias de 8-9 y más, solo en nuestro país existen un nutrido grupo de este tipo de fábricas. La competencia es brutal como en todos los sectores, con lo que no pueden subir los precios porque el inteligente consumidor en cuanto un fabricante sube el precio comprará a otro similar que lo baja o lo mantiene. Además su producción es tan grande que no puede vender a clientes finales y la venta pasa por intermediarios que se quedan con la mayor parte del beneficio. Estas fábricas “grandes” se ven obligadas a vender a bajo coste a brokers internacionales que compran simplemente para sacar la producción de la fábrica y revenden en su país de origen, y todo por un mal planteamiento del mercado. Haces una fábrica grande de pellet, tienes muchos competidores, mucha producción que no puedes vender, mucho dinero en amortización y te ves obligado a vender sin margen, con muy poco o lo que es peor por debajo de coste y no terminas de pagar nunca el dinero que pusiste para hacerla.
Actualmente en España nos sobra pellet. Como somos de burro grande ando o no ande, las fábricas de aquí son en un 90% de los casos de las que denomino grandes. Error para los que vendrán con ánimo de comerse el mundo, hacerse ricos y montar en un coche de lujo con chofer a los dos días de haber puesto su fábrica, porque no tendrán margen para pagarla y la tendrán que cerrar porque la propia competencia y el exceso de producción frente a las instalaciones que hoy por hoy tenemos hará que tenga que vender con muy poco margen, sin él o perdiendo. Ya han cerrado fábricas, principalmente las de capital privado con pocos inversores, y en las que no hay administraciones públicas que luego soportan las pérdidas o bancos que ante el imperativo de embargar, echar la llave y que luego no compre ese monstruo nadie dejan que sigan funcionando a ver si algún día esto se arregla.
La cosa cambia cuando la fábrica es pequeña (1000-2000 tn anuales) y vendes directamente a los consumidores a nivel comarcal, la inversión es menor (puedes montar una fábrica de pellet por 50000€), los márgenes son grandes porque vendes al cliente final y puedes amortizar la inversión y tener beneficios prácticamente desde el primer día.
Otra cuestión es si el pellet subirá. Pues claro que subirá, como todo ¿o no se acuerdan que no hace tanto un coche valía 80.000 pesetas o un litro de leche 35?. Pero el mercado es más perfecto que el de los combustibles fósiles, con lo que la competencia hace que las subidas sean las lógicas del aumento del coste de la vida, y no el aumento de los beneficios de 2 empresas que copan el mercado. Me suelen objetar esto: “el estado lo grabará con impuestos”. Hay que explicar que los impuestos sobre hidrocarburos son impuestos que se gravan por contaminar, con lo que no cabe ese tipo de gravamen al pellet. Ya hemos visto como en este término la Unión Europea crea un control sobre la fiscalización de los estados y por eso el gobierno tuvo que quitar del gasoil el céntimo sanitario y además devolverlo, simplemente porque es un impuesto que no se puede recaudar de esa manera. Además en países con mucha más conciencia social, ecológica, económica e impositiva y sobre todo con un clima más frío, el ahorro que supone a las familias el pellet o la biomasa en general hace inasumible un impuesto más allá de los normales al consumo como puede ser el IVA.
En cualquiera de los casos, afortunadamente España es un país rico en distintos tipos de biomasas, denominadas ibéricas, y que debido a nuestra superficie forestal (solo hay que darse una vuelta por la mayoría de países de centro-norte Europa para darse cuenta) y nuestro tipo de cultivos, no solo disponemos de todo el pellet que queramos, sino también de hueso de aceituna, del que muchos reniegan pero que ya hay industrias que lo procesan y sacan una muy buena calidad para poder ser quemado aunque sean hoy por hoy muy pocas, o simplemente la leña o la paja de toda la vida que bien utilizada y con los equipos e instalaciones correctas representan una alternativa factible, fácil y presente para poder prescindir totalmente de combustibles que nos sangran el bolsillo y benefician a muy pocos.
Y si después de todo esto nos animamos a fabricar nuestro propio pellet, nadie puede impedir que compremos una máquina doméstica (en esto también hay calidades) a muy bajo precio, y nos hagamos junto con nuestros familiares, vecinos o el entorno más cercano nuestro propio pellet sin tener que depender energéticamente de nadie.
Con este artículo espero haber aclarado muchas de las dudas que los clientes e instaladores me formulan y estoy abierto a nuevos debates y opiniones para hacer que este mercado resulte cada vez más claro y transparente. En el próximo artículo hablaré sobre calidades de calderas y estufas y porqué la disparidad tan exagerada de precios, que a día de hoy es lo único que el cliente final entiende, pero que con el paso de los años y el uso entenderán por sí mismos: “lo barato sale caro”, decía mi abuela, y eso sí que no ha variado con los años.
Horacio Garrido Antón