Las emisiones de gases de efecto invernadero de los países latinoamericanos representan, según cifras de la Cepal, menos del 10 % del total de las emisiones mundiales. Sin embargo, América Latina es una de las zonas en que el cambio climático ha impactado con mayor fuerza, lo que puede advertirse en la paulatina desaparición de los glaciares tropicales, la desertificación, las sequías prolongadas, la intensificación de fenómenos climatológicos, como El Niño, y el aumento de enfermedades asociadas con la contaminación atmosférica. El perjuicio no es el mismo para todos: los más afectados son y serán los grupos más vulnerables y, entre ellos, los pueblos indígenas, las mujeres, niños, ancianos y los pobres (Corte Interamericana de Derechos Humanos, Opinión Consultiva, 2017, p. 32).
De ahí que una reflexión sobre la efectividad de las acciones de mitigación y adaptación del cambio climático en una región con profundas desigualdades y brechas sociales, como América Latina, supone pensar en políticas que integren los desafíos climáticos con el desarrollo humano, la búsqueda constante de los beneficios a la población y la conservación de la biodiversidad con la redistribución de la riqueza. Todo ello deberá estar enmarcado en el esfuerzo de dotar de permanencia a nuestras culturas y tradiciones, y en la transición energética hacia un desarrollo bajo en carbono con reformas compensatorias y justas de acceso rural a energía.
La gran pregunta de la geoingeniería: dónde almacenar todo ese carbono.
La presente publicación pone énfasis precisamente en estas intersecciones: cómo la introducción de un precio al carbono puede, a su vez, responder a los desafíos de equidad y desarrollo de los países de la región, impulsar los esfuerzos nacionales para reducir las emisiones de GEI y promover la efectividad de los derechos humanos, con el fin de alcanzar la equidad e igualdad tanto en beneficios como en el desarrollo.
Estas reflexiones, que corren a lo largo de 5 países y 29 autores de diversas nacionalidades, apuntan a pensar en el cambio climático como un problema no solo de la economía, la ciencia o las políticas, sino preponderantemente humano, y es ahí donde las respuestas deben ser encontradas.
El libro analiza el desempeño de las políticas de fijación de un precio al carbono en todos los países de la región que las han implementado: Argentina, México, Colombia y Chile. De esta manera, se explora qué aristas, vínculos y sinergias presentan entre sí.
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