La robinia negra (Robinia pseudoacacia) fue introducida en Europa hace más de 300 años. Por ejemplo, ya se tenía constancia de su presencia alrededor de 1710 en lo que hoy es la República Checa. Actualmente, la robinia negra sirve de hospedera a más de 100 especies de microherbívoros. Foto: Colourbox
Con el tiempo, las especies vegetales no autóctonas se integran cada vez más en las redes tróficas nativas. Su región de origen o su parentesco con las plantas nativas desempeñan un papel menor. Mucho más determinante es su grado de dispersión y el tiempo que llevan creciendo en Europa. Cuanto más tiempo llevan establecidas y mayor es su área de distribución, mayor es su consumo por parte de microherbívoros como minadores de hojas, cecidómidos y pulgones, lo que da lugar a interacciones igualmente diversas que con las plantas nativas. Estas son las conclusiones de investigadores de la Universidad de Leipzig y del Centro Alemán para la Investigación Integrativa de la Biodiversidad (iDiv), dirigidos por el Dr. Ingmar Staude. Acaban de publicar su estudio en la revista Ecology Letters.
Durante mucho tiempo, los científicos asumieron que las plantas recién establecidas en Europa servían con menos frecuencia de alimento o hospedantes para animales y hongos autóctonos, dado que no comparten una historia evolutiva común con la fauna local y, por lo tanto, podían propagarse con especial agresividad. Según Staude, el estudio confirma esta fase inicial. Sin embargo, también demostró que esto cambia con el tiempo: tras algunos siglos, muchas de estas plantas son utilizadas cada vez más por fitoparásitos. A diferencia de los polinizadores, los fitoparásitos suelen estar altamente especializados en plantas autóctonas, lo que hace que los hallazgos sean aún más sorprendentes, según Staude. «También observamos, en este contexto, que los fitoparásitos que interactúan con especies de plantas no autóctonas tienden, en promedio, a ser más generalistas y a explotar una gama más amplia de plantas hospedantes que aquellos que interactúan con especies autóctonas», explica Staude. Esto significa, por un lado, que la naturaleza puede adaptarse a nuevas plantas mejor y más rápido de lo que se suponía, pero, por otro lado, que las especies de plantas autóctonas son esenciales para mantener la alta diversidad de microherbívoros altamente especializados.

Diversas fuentes de información
«Nuestro estudio se basa en una síntesis de datos en la que combinamos diversas fuentes de información. Tuvimos acceso a una base de datos paneuropea que documenta más de 127 000 interacciones entre 12 000 especies de plantas y 26 000 especies de microherbívoros. Complementamos estos datos con información adicional sobre las plantas, incluyendo su distribución en Europa, fecha de introducción, origen geográfico y parentesco con especies autóctonas», explica Lara Schulte, quien realizó el estudio junto con Miriam Wahl como parte de sus tesis de licenciatura en la Universidad de Leipzig. «Mediante modelos estadísticos, pudimos investigar cuáles de estos factores determinan el grado de integración de las plantas no autóctonas en las redes ecológicas», añade Wahl.
Los hallazgos facilitarán la evaluación de cómo las nuevas especies vegetales se integran en los ecosistemas existentes. El estudio demuestra que las redes ecológicas pueden adaptarse con el tiempo a los cambios en la flora, un dato crucial para comprender la migración de las especies, especialmente a medida que avanza el cambio climático. «Este conocimiento puede ayudar a evaluar los riesgos que plantean las especies no autóctonas de una manera más precisa. De este modo, el estudio contribuirá a adaptar las estrategias de conservación y gestión a una composición de especies cambiante», afirma Staude.

En su investigación, los científicos examinaron cuántos animales diferentes entran en contacto con plantas no nativas. No investigaron qué tipos específicos de microherbívoros están involucrados, la gravedad del daño que causan a las plantas ni las implicaciones que esto pueda tener para las especies nativas. Estas cuestiones podrían contribuir a comprender mejor, en el futuro, cómo se integran las plantas no nativas en los ecosistemas existentes.
Título original de la publicación en Ecology Letters :
“Non-native plants attain native levels of microherbivory richness with time and range expansion”, DOI: 10.1111/ele.70247










