Los retos del manejo forestal asociativo

El manejo forestal comunitario en sentido estricto implica que pobladores locales con posesión de áreas boscosas, independientemente si tengan o no reconocido sus derechos territoriales, tienen el control directo sobre las decisiones de manejo y conservación de esos bosques. Este control directo debe ser real, tangible y verificable. Los bosques localmente controlados son definidos por la Global Alliance of Community Forestry (GACF), la International Family Forestry Alliance (IFFA) y la International Alliance of Indigenous and Tribal Peoples of Tropical Forests (IAITPTF), conocidas como el G3, como:“El derecho local que las familias y las comunidades forestales tienen para tomar decisiones relativas al manejo de los bosques comerciales y el uso de la tierra, con derechos seguros sobre la tenencia de la tierra, libertad de asociación y acceso a los mercados y tecnología.” (Elson, 2012).

Esta situación ideal, no siempre se da, por lo que las comunidades con bosques buscan o son buscados para establecer acuerdos comerciales con empresas forestales convencionales. La medida en que el control real queda en mano uno de los actores define si estamos frente a un esquema de manejo forestal comunitario (donde el control radica en la comunidad) o un esquema de manejo forestal asociativo (donde el control real está a manos de la empresa o es compartido con la comunidad).

La importancia de distinguir el manejo forestal comunitario del manejo forestal asociativo radica en que muchas veces se llama manejo forestal comunitario a casos donde las empresas trabajan con comunidades con reducido poder de control real sobre el destino de los bosques. Por cuestiones de inclusión se ha tratado de simplificar las exigencias de manejo forestal a las comunidades y cuando no está clara la distinción estas ayudas terminan favoreciendo a las empresas antes que a las comunidades.

El manejo forestal de tipo comercial requiere inversiones, tecnología, talentos y relaciones para salvaguardar su sostenibilidad. No todas las comunidades cuentan con los medios necesarios para desarrollar inversiones de este tipo, sin desconocer el valioso conocimiento que tienen sobre aspectos ecológicos de los bosques, caracterización de usos y propiedades de las especies, así como de suelos y aguas. El manejo forestal está regulado por las autoridades y requiere permisos que se sustentan en planes de manejo forestal. Muchas veces toda esta tramitología resulta complicada para las comunidades. En ello se sustenta la necesidad de trabajar en sociedad con terceros. Estas decisiones son producto del derecho de la autodeterminación de las comunidades independientemente de la posición que cada uno pudiera tener al respecto.

El manejo forestal comunitario puede o no tener carácter comercial. El manejo forestal asociativo se inscribe en una lógica necesariamente comercial pues los actores de la transacción están buscando obtener ganancias que son legítimas. La medida en que uno de los actores busca un mayor beneficio en la transacción influye en el grado de control que queda en cada uno de los actores.

Desestimando las relaciones que se dan de manera ilegal, no porque no sean importantes sino porque corresponden a otra discusión, las comunidades tienen diversas formas cómo establecen relaciones con las empresas forestales. En el caso peruano, la modalidad más frecuente es que las comunidades ofrezcan sus bosques y la empresa ponga el capital, la maquinaria y gran parte del personal para el aprovechamiento forestal. Producto de este acuerdo existe una proporcionalidad en la distribución de ingresos cuyo porcentaje mayoritario corresponde a la empresa. En otros países existen otros tipos de articulaciones que se dan entre comunidades/empresas comunales y empresas forestales como por ejemplo vender madera en trozas, aserrada o procesada y no pocos casos de productos forestales no madereros. En otros casos se ha visto que empresas forestales financian la certificación forestal voluntaria de las operaciones comunitarias con la finalidad de garantizar un abastecimiento exclusivo a las empresas.

Existen diversos tipos de relacionamiento que se dan entre comunidades y empresas forestales. En algunos casos se reduce a una relación transaccional de tipo económico, en otros se busca una relación de buenos vecinos y en otros casos las empresas se involucran comprometidamente en el desarrollo comunitario. Estas relaciones no están exentas de diferencias, controversias y conflictos. Así por ejemplo, se han identificado casos en que las partes aluden incumplimiento de los términos del contrato, en ocasiones las comunidades son amonestadas y sancionadas por las autoridades forestales por incumplimiento de los compromisos del plan de manejo forestal o por las administraciones tributarias, todo esto por falta de claridad de las responsabilidades de los actores de la transacción. Para reducir estos problemas la nueva Ley Forestal y de Fauna Silvestre del Perú (Ley N° 29763) contempla la responsabilidad compartida entre la comunidad y la empresa forestal asociada. La Veeduría Forestal Comunitaria en Ucayali, Perú, es una valiosa experiencia de vigilancia comunal orientada a promover que las relaciones entre las empresas forestales y las comunidades se den en términos equitativos.

Las empresas forestales que están certificadas están obligadas a cumplir criterios e indicadores que dan cuenta de su responsabilidad social y ambiental. En lo que refiere a la parte social existen derechos indígenas a respetar entre los que se mencionan: derechos territoriales; derechos consuetudinarios; el consentimiento libre previo, e informado; derechos, costumbres y culturas de los pueblos indígenas; respeto a las áreas de especial importancia cultural, ecológica, económica, religiosa o espiritual; y respeto de los conocimientos tradicionales y la propiedad intelectual. Entre los aspectos contemplados en las relaciones comunitarias se encuentran: oportunidades de empleo, capacitación, desarrollo comunal, mitigación de impactos sociales negativos y mecanismos para resolver quejas y otorgar indemnizaciones justas. Así por ejemplo, algunas de las contribuciones de las empresas forestales industriales certificadas a las comunidades locales se refieren al empleo local, capacitación forestal y educación ambiental, mantenimiento de caminos, préstamo/alquiler de maquinaria para apertura de caminos vecinales e incluso aportes financieros a municipios.

No obstante, los beneficios el reto de desarrollar relaciones equitativas entre empresas y comunidades aún es muy grande. Carla Morsello (2009) de la Universidad de Sao Paulo al examinar los beneficios de vincular a las comunidades forestales con las compañías de cosméticos concluye que las alianzas entre empresas y comunidades en el Amazonas no son una panacea. Pueden proporcionar más beneficios que las formas tradicionales de comercio de productos forestales no maderables en el Amazonas, además de mejorar el acceso a los mercados. Empero, aún no se ha demostrado su capacidad para transformar sustancialmente las condiciones de vida de las comunidades.

Para avanzar hacia un manejo forestal asociativo más equilibrado se requiere que a través de procesos dialógicos se construyan relaciones sólidas de confianza, que se construyan de manera conjunta objetivos compartidos y que los derechos y deberes de los socios estén claramente definidos sobra la base de la equidad y la transparencia. El tema de la distribución equitativa de beneficios es clave. Para las empresas se requiere que no se queden únicamente en una visión estricta de negocios sino que actúen como promotores del desarrollo comunitario conjuntamente con otros actores. Para las comunidades es menester no quedarse en una relación pasiva de beneficiario de apoyo externo sino que fortalezcan sus capacidades para mejorar su grado de participación y control. Es necesario, además que las empresas forestales tomen muy en cuenta la matriz cultural para que se verifique un diálogo intercultural.

Literatura revisada:

Elson, D. (2012), Guía para invertir en bosques localmente controlados, Growing Forest Partnerships en asociación con FAO, IIED, UICN, The Forests Dialogue y el Banco Mundial. IIED, Londres, Reino Unido. 140 p.

Morsello, Carla. (2009), Alianzas entre empresas y comunidades en el Amazonas: ¿un enfoque cosmético? En: Arborvitae. Boletín Informativo del Programa de Conservación de Bosques de la UICN No. 39 pp: 4, 17

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *