Gabriel Vallejo, ministro de Ambiente, dice que si se muestra seriedad y buena capacidad de gestión, se pueden atraer recursos internacionales.
Foto: Archivo particular
Para ello piensa adelantar gestiones ante la comunidad internacional. El titular de esta cartera desglosa los programas en que invertirán US$ 300 millones donados hace poco por tres países europeos.
¿Los otros US$ 200 millones para qué serán?
Estos tienen unas características distintas. Es un proyecto que denominamos Memorando Único de Entendimiento, que es una declaración conjunta de interés. Tiene cobertura nacional y financia acciones con impactos para todo el país. Dura del 2016 al 2020, mientras que el otro es del 2016 al 2021.
¿Qué características tiene el aporte?
Los países desarrollados tienen unos compromisos con el mundo y están apoyando a aquellas naciones que demuestran un gran compromiso, pero sobre todo resultados concretos.
¿Cómo es el ataque a la deforestación?
En esto hay cuatro acciones muy negativas: la tala ilegal de bosques, en lo cual estamos trabajando de la mano con Fedemaderas; la minería criminal, que va tumbando sin mirar qué hay; tres, el crecimiento de la frontera agrícola, y cuatro, el crecimiento de la frontera ganadera. Ahí estamos haciendo un trabajo muy articulado con varias corporaciones y eso nos muestra que vamos bien.
¿Buscan también sembrar un número mínimo de árboles?
No, solo son hectáreas reforestadas y hectáreas trabajadas, pero reforestar no se trata solo de sembrar árboles, sino que tiene que ver con gobernanza forestal, trabajo de comunidades.
¿A qué se refiere la gobernanza forestal?
La gobernanza forestal tiene que ver con que la gente sepa cómo se trabaja la madera, qué es madera legal y qué es madera ilegal. Es un mecanismo que le dice a la gente cuál es la trazabilidad de unos productos maderables y si son legales o no.
Algunos critican que se controle el transporte y no el origen de la madera.
Cuando yo llegué al Ministerio, hace un año y tres meses, la Presidenta de Federamaderas me dijo que teníamos que hablar, y nosotros nos reunimos por lo menos una vez al mes. Creamos la Mesa Nacional de Trabajo Ambiental, donde están Policía, Ejército, Fiscalía y Procuraduría. Hace ocho meses tomamos varias decisiones. Resulta que la madera tiene tres problemas: se trafica en la noche y eso facilita la ilegalidad, entonces logramos que los gobernadores de cuatro departamentos expidieran una resolución donde prohíben transitar de noche con madera. Más o menos eso sirvió, pero hubo algo más útil y fue el sistema de trazabilidad que montó Corpourabá, teniendo en cuenta que la mayoría de la madera ilegal entra por ahí, desde Chocó. El tercer tema en el que estamos empeñados a muerte es la concientización de la ciudadanía, porque todos nosotros hemos ido alguna vez a mandar hacer una butaca o algo, y la gente no pregunta dónde compró la madera el carpintero.
¿Cuánto más cree que pueden allegar de cooperación internacional?
Mi objetivo es que en menos de seis meses podamos subir la cifra en por lo menos 250 millones de dólares adicionales. Cuando yo llegué la gente me preguntaba si me sentía mal de que mi ministerio fuera el que menos plata tenía, lo cual es verdad. Pero a uno no lo nombran para sentirse mal, sino para traer la plata. Les dije cómo iba a atraer el dinero y varios personajes decían que afuera no se conseguía un peso, y aquí ya hay 300 millones de dólares.
POSCONFLICTO Y COMUNIDAD
¿Cómo se cruza todo esto con el tema del posconflicto?
Uno de los ministerios más transversales al proceso de paz es el de Ambiente, porque gran parte de lo que se va a hacer en el posconflicto tiene lugar en el territorio, y los grandes daños del país, las grandes afectaciones están dadas allí, como la voladura de oleoductos con casi cuatro millones de barriles que se han derramado en los últimos años y más de cinco millones de hectáreas que se han dañado como consecuencia del conflicto. Obviamente, lo que buscamos es que en esas zonas donde se deforesta, donde hay cultivos ilícitos y minería criminal la gente que se dedica a eso sea la misma que ayude a reforestar y recuperar.
¿Contratan con la comunidad?
Tomamos el modelo de Cornare, llamado BanCo2, probablemente el más exitoso de América Latina. Este tiene varias características: el apoyo del sector público y privado (hay 40 empresas involucradas). Cuando alguien es consciente de su huella de carbono y decide contribuir, pregunta qué hace, y la respuesta es: “Métase que hay una familia que está cuidando el bosque. Esto lo estamos llevando a lo largo y ancho del país. Queremos generar para esas comunidades nuevas opciones y alternativas.
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