Ambos productos, frecuentes en el ámbito de la construcción, presentan características similares, sin embargo el precio y el material utilizado para cada tablero marcarán la diferencia. Hace ya algún tiempo era frecuente encontrar profesionales que tenían prejuicios respecto del contrachapado, afirmaban que la unión de las láminas no era duradera y que tarde o temprano la estructura se desmoronaría. Este prejuicio ha desaparecido completamente, hasta el punto de que se ha sustituido la madera maciza en la construcción en todos los lugares donde se ha podido. Algo similar está sucediendo con los tableros OSB, donde aún muchos profesionales los miran con recelo.
¿Cual es cual?
Los tableros contrachapados están formados por chapas de madera maciza unidas con adhesivos y resinas sínteticas alternando la dirección de veta con el fin de aportar una mayor estabilidad y resistencia. El número de capas utilizadas dependerá del espesor de cada una (normalmente de unos 3-4 mm) y del espesor total del tablero, aunque cabe mencionar que siempre será un número impar, con el fin de mantenerlo equilibrado.
Foto: Bricoking
Los tableros OSB (del inglés Oriented Strand Board) o tablero de fibras orientadas también se forman uniendo capas donde se van alternando la dirección de cada una, aunque en esta ocasión estas capas están formadas por virutas que pueden llegar a tener varios centímetros y que se alinean en la misma dirección.
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Foto: Abrimader
Desde el punto de vista de los códigos de edificación (pueden haber diferencias en función del país en el que no encontremos) se les cataloga de la misma forma “panel de madera estructural” y se les asigna la misma clasificación y usos.
Al igual que sucede con los otros tipos de tableros existen muchas calidades de estas dos clases que estamos comparando. Por ejemplo existen en Europa cuatro clasificaciones de OSB que se realizan en función de múltiples variables. Algo similar sucede con los contrachapados donde estas son más patentes teniendo en cuenta las características que aportan las maderas utilizadas para hacer las chapas.
Principales Diferencias
La primera diferencia sustancial es el precio del tablero OSB, el cual es bastante más económico, aproximadamente un 50%, lo que implica una diferencia de coste importante si el trabajo es relativamente grande. Esta es una de las razones por la que los tableros contrachapados ya no son los más usados para revestimientos, estructuras y subsuelo, en favor del OSB.
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La estética de los tableros es muy diferente, mientras que con un contrachapado podemos elegir incluso entre diferentes maderas para la cara exteriore, en los OSB la estética es relativamente tosca, aunque esto no ha impedido que se haya convertido en tendencia durante los últimos años.
Aunque en muchos ámbitos el rendimiento es similar, no sucede exactamente igual frente a la humedad. En este punto hay que empezar diciendo que todas las maderas, sin excepción, se deforman cuando se humedecen si no están bien selladas. En los OSB y contrachapados también sucede, aunque hay que decir que el primero lo hace más rápidamente que en el segundo. Para que esto no suceda hay que prestar mucha atención al tratamiento aplicado y a la calidad de los adhesivos utilizados durante el proceso de fabricación del tablero. Un error muy común es no utilizar el tablero completo, cortarlo y no sellar los cantos para evitar el paso del agua, esta es una muy mala practica, ya que si el sellado se mantiene este problema no existe. Lo ideal es usar el tablero completo (normalmente viene con los cantos sellados) siempre que se pueda, y para los casos en los que haya que cortar aplicar algún producto sellador en los cantos.
La madera contrachapada no solo aguanta mejor la humedad, también se seca más rápido y recupera en gran medida su forma original después de hincharse.
Si bien se estima que el OSB es un 7 % menos rígido que el contrachapado este presenta una mayor estabilidad a lo largo de todo el tablero ya que no existen “zonas débiles” como puede ser el caso de un tablero contrachapado con una chapa interior más débil que el resto o cuando coinciden dos o más nudos. Esta cuestión queda patente en los suelos, donde se siente que los realizados con tableros OSB son más rígidos.
Para la fabricación de los tableros de fibras orientadas se pueden utilizar más especies de árboles, de menores dimensiones y partes que no se podrían utilizar la para la fabricación de chapas, incluso madera reutilizada o reciclada. Desde este punto de vista el aprovechamiento del árbol y la madera es mayor.
El tablero contrachapado es más ligero que el OSB.
A tratarse un tablero de fabricación estrictamente industrial y no estar limitado por tamaño de la chapa se pueden fabricar tableros OSB de dimensiones mucho mayores.
Conclusiones
Para la gran mayoría de usos el OSB es una alternativa real de calidad para los tableros contrachapados y significan un ahorro importante, sin embargo en contextos de humedad persistente o recurrente el contrachapado sigue siendo una mejor opción. Este punto a favor de la madera contrachapada es cada día menos relevante, ya que los avances en la ingeniería y procesos de fabricación de los OSB durante los últimos años son realmente significativos.
Fuente: Maderame