
Moisés Hernández y don Rodolfo un viejo lugareño carpintero que fabrica muebles rústicos de madera que ponen a sus muebles patas de ramas obtenidas en los bosques de pino y roble de Morelos lugar donde reside el veterano mueblero. La técnica, en el taller, es cortar las ramas a una longitud determinada para convertirlas en las patas; con una segadora quitan la corteza para darles una textura suave.
Hernández pidió a don Rodolfo un banco de madera con una variación. Antes de hacer desaparecer la corteza de la patas, iban a pintarlas de negro, de forma que los cortes posteriores expusieran solo en partes la tersa superficie de la madera. Aquel gesto, el de transformar las ramas a machetazos, tan agreste como humano, es digno de resaltarse. Es el sello distintivo de la región y pone al descubierto la capacidad de los artesanos para dialogar con el paisaje que los hace ser quienes son y mirar y repensar los objetos con los convivimos todos los días. Eso es lo que hace un diseñador industrial como Moisés Hernández. Este objeto utilitario pertenece a uno de sus más importantes proyectos llamado Diario consagrado al diseño mexicano.
Escrito por Jimena Sánchez-Gámez
Vía: México desconocido