Propietarios que hagan parte del proyecto recibirán un pago mensual por el cuidado de los árboles.
Empresas y ciudadanos podrán mitigar su huella de carbono pagando para que se preserven árboles.
Cuánto estaría dispuesto a pagar por el daño que le causa al medioambiente? A octubre de este año lo podrá hacer por medio de un modelo de pagos por compensaciones ambientales, en el que será posible calcular el impacto de emisiones de gases contaminantes de una persona o empresa y mitigarlo, pagándoles a familias campesinas por conservar un número de hectáreas de bosque en Cundinamarca.
Este modelo ya se ejecuta en el departamento de Antioquia, con una iniciativa denominada BanCO2, en la que por el cuidado de tres hectáreas de bosque un propietario puede recibir entre $ 200.000 y $ 600.000 al mes.
Cada tonelada de carbono emitida tiene un costo de 8.000 pesos, y la transferencia entre quien paga por compensar y quien recibe el monto se hace a través de Bancolombia.
Para calcular la deuda con el medioambiente por medio del cálculo de la huella de carbono, por ejemplo, una persona tiene que incluir el tipo de carro que utiliza, el kilometraje que recorre en él, el tipo de servicios públicos de su hogar, el número de veces que viaja en transporte público y hasta los vuelos que toma al año.
La cuenta de cobro se suma en toneladas de dióxido de carbono anuales, causantes de los gases de efecto invernadero que generan el calentamiento global.
Con los pagos se aportará a la conservación de las fuentes hídricas, la protección de la biodiversidad y el aumento de producción de oxígeno.
Los primeros municipios que tendrán estos beneficios son los de la cuenca alta del río Bogotá, como Villapinzón, Guasca y Sesquilé, y se calcula en 200 el número de las familias partipantes.
Con una tasa de deforestación de 2.300 hectáreas anuales en el departamento y la obligación de cumplir con el fallo del Consejo de Estado que exige la recuperación del río Bogotá, la Secretaría de Medio Ambiente, la Unidad Especial de Bosques, la Corporación Autónoma Regional (CAR) y el Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible deben frenar esta problemática.
“El 96 por ciento del campesinado tala la madera para el consumo diario; si se les da un incentivo económico para protegerlo, podrían apropiarse de su entorno”, asegura Uriel Mora, director de la Unidad Especial de Bosques, quien también advierte que la deforestación en los municipios más afectados ya alcanza el 77 por ciento del total de los territorios.
Críticas al modelo
Aunque el sistema parece beneficioso tanto para las comunidades como para las entidades, para Roberto León Gómez, subdirector de desarrollo local y cambio global de la Fundación Natura, que tiene su propio Banco Regional de Mitigación Voluntaria de Carbono, el modelo antioqueño no puede definirse como un fondo de carbono, porque no mitiga con rigor la cantidad de emisiones de una empresa o persona: “Compensar no es solo pagar y que otro cuide el bosque, sino que el propietario de las hectáreas demuestre que puede incrementar las áreas de bosque o que está frenando la tendencia histórica de deforestación”.
Además, si una empresa emite una cantidad precisa de dióxido de carbono, la extensión en bosque de mitigación debe ser equivalente a la cantidad de gas que dejan de emitir esos árboles cuando son quemados o talados.
Otras críticas a estos sistemas de pagos ambientales apuntan a la visión economicista de la naturaleza, que equipara en pesos lo que se pierde en aire o en agua. Pero según Javier Sabogal, especialista en economía verde del Fondo Mundial para la Naturaleza en Colombia, los fondos son soluciones que en muchas ocasiones agreden al medioambiente y las necesidades de las comunidades en aras de la alimentación y el sostenimiento.
Fuente: El Tiempo