Si detectamos una plaga en nuestra plantación y el umbral económico de daño justifica una intervención, podremos optar por alguno de los siguientes tipos de control:
Control biológico: es la utilización por el hombre de los enemigos naturales (por ejemplo: parásitos, depredadores o patógenos) para reducir las poblaciones de la plaga.
Control químico: es la regulación de la densidad de una población de un agente nocivo mediante productos químicos tóxicos para el mismo.
Control químico natural: es el uso de una o más sustancias naturales, como las hormonas o las feromonas, para controlar plagas.
Control mecánico: regulación de la densidad de una población de un agente nocivo utilizando métodos mecánicos.
Control Integrado: sistema de control de una población de organismos nocivos en el que, teniendo en consideración su dinámica y el medio, se emplean todas las técnicas y métodos idóneos, de la forma más compatible y se mantiene la densidad a un nivel tan bajo que no pueda causar perjuicios económicos. El objetivo último de cualquier programa de control integrado es el manejo de las poblaciones de organismos dañinos de forma económica y ecológicamente aceptable
Bibliografía: Alía Miranda, Ricardo et al.Diccionario Forestal. Madrid. SECF. Ediciones Mundi-Prensa. 2005. ISBN: 84-8476-189-4
Fuente: Sanidad Forestal