El valor terapéutico del bosque

El contacto con los bosques maduros, aquellos en los que la intervención humana es muy limitada, propicia un aumento de las proteínas anticancerígenas, refuerza el sistema inmunitario, rebaja la adrenalina o reduce la tensión arterial, pero además ha demostrado su eficacia para mejorar el estado de salud y el bienestar de los pacientes con fibromialgia. EFE

Darse un «baño de bosque» puede ser una receta muy útil para combatir situaciones de ansiedad o de estrés -nada nuevo hasta ahí-, pero científicos y médicos han comprobado los múltiples beneficios terapéuticos que puede tener para mejorar también otras enfermedades.

lista en Medicina de Familia y Comunitaria y colaboradora del programa «Selvans», ha explicado que los bosques maduros tienen un efecto terapéutico superior a los bosques jóvenes y mayor cantidad de «fitonicinas», sustancias volátiles que inhalan los seres vivos y benefician al sistema límbico cerebral.

En declaraciones a EFE, Cristina Oriol ha precisado que esas sustancias pasan además a través del sistema pulmonar a la sangre y tienen efectos muy positivos a nivel fisiológico, ya que disminuyen el estrés y activan el sistema inmunitario, y sobre todo las células «asesinas» («natural killer») que actúan como anticancerígenos y como barrera contra bacterias o virus.

Para compaginar la conservación de esos «cascos antiguos» de los bosques y los legítimos intereses de sus propietarios, los promotores de la iniciativa plantean acuerdos de custodia de esos lugares, sistemas de compensación económica -por ejemplo comprar los derechos de tala- o poner precio al servicio ambiental, en este caso terapéutico, que prestan a la sociedad.

El ingeniero forestal Jaume Hidalgo, responsable del programa «Selvans», ha señalado que los bosques son una fuente «enorme» de recursos, como la madera, la leña o la biomasa, pero ha insistido en que prestan otros servicios «ecosistémicos» que es necesario proteger, y entre éstos los beneficios que tienen para la salud.

Hidalgo ha señalado a EFE que la mayor complejidad de los bosques más viejos y maduros hace que existan mayores concentraciones de elementos naturales como musgos, líquenes y sustancias volátiles o fitonicidas que benefician al organismo humano y que por lo tanto será necesario -ha señalado- proteger como parte de la biodiversidad que albergan esos espacios naturales.

Es, el de la salud y el bienestar, uno de los servicios más importantes que presta la naturaleza, pero quizás también uno de los más desconocidos; de momento, porque en algunos ámbitos de la sanidad comienza ya a hablarse del «déficit de naturaleza» como un problema nuevo que vincula la falta de contacto con esa naturaleza y determinados síntomas característicos de la vida más urbanita.

Raúl Casado

Fuente: EFE

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