La aplicación de un shock térmico o la impregnación con ácido acético protege a la madera del ataque de las termitas. Se trata de una nueva técnica desarrollada por investigadores de al Universidad Politécnica de Valencia en España, y el Instituto Tecnológico AIDIMA que evita emplear los nocivos insecticidas.
Un equipo de investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) y el Instituto Tecnológico AIDIMA ha desarrollado nuevos tratamientos preventivos contra las termitas en la madera. La clave reside en la modificación de la pared celular de la materia prima mediante técnicas de shock térmico e impregnación con ácido acético o furfurílico.
Como resultado, ya se ha desarrollado madera laminada encolada, mobiliario urbano con madera de haya y pavimentos de madera para zonas húmedas tratados con estas técnicas. Su trabajo ha sido publicado recientemente en la revista International Biodeterioration & Biodegradation.
Según explica el profesor José Vicente Oliver, investigador del grupo de Investigación en Ciencia y Tecnología Forestal de la UPV, los tratamientos aplicados hasta el momento se basaban en la utilización de insecticidas, “muy efectivos, pero con un gran impacto tanto medioambiental como sobre la salud. Además, son por lo general tratamientos curativos, no preventivos, y lo que nos interesa es tratar de evitar precisamente la aparición de las termitas, los agentes biodegradadores de la madera que causan los daños más rigurosos”.
Para hacer frente a este hándicap, los investigadores se plantearon la modificación de la pared celular de la madera como posible solución. Para ello, aplicaron tres procesos diferentes.
Torrefactar la pared celular
La termomodificación de la madera, que consiste en someterla a shocks térmicos en condiciones variables de presión atmosférica, permite torrefactar la pared celular. Esto conlleva que la madera dure mucho más y se hinche o merme mucho menos.
Las otras dos técnicas empleadas fueron la acetilación (impregnación con ácido acético de la pared celular) y la furfurilización (con ácido furfurílico).
“Mediante la modificación de la pared celular conseguimos no solo que el material sea más durable frente a termitas y otros agentes xilófagos como los hongos de pudrición, sino también conseguimos que los productos de madera en construcción o mobiliario obtengan una mayor estabilidad dimensional”, destaca José Vicente Oliver.
Para analizar la efectividad de las técnicas propuestas, el equipo llevó a cabo diferentes bioensayos. En ellos, constataron cómo las técnicas que mejores resultados ofrecían eran la termomodificación y la acetilación.
El desarrollo de estos trabajos se enmarcan dentro de diferentes proyectos financiados por el VI y VII Programa Marco de la Unión Europea, en los que también han participado diferentes universidades, centros de investigación y empresas de Alemania, Austria, Gran Bretaña, Finlandia, Noruega y Hungría.
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