Las ciudades de todo el mundo han tenido un rápido y, en algunos casos, desmedido crecimiento. El desarrollo de tecnologías, las construcciones inmobiliarias, el transporte, entre otros, ha generado centros urbanos cada vez más extendidos, contaminados e incluso colapsados. De acuerdo con proyecciones de la ONU, entre 2007 y 2050 la población urbana de nuestro planeta aumentará en 3.100 millones de personas. Este crecimiento implicará un incremento en el costo de la infraestructura existente, servicios gubernamentales, recursos naturales, emisiones y muchos otros aspectos críticos para la calidad de vida en las zonas urbanas. América Latina es la región más urbanizada del mundo: el 75% de su población vive en ciudades, es decir, 375.000.000 de personas. En este contexto, el arbolado urbano o silvicultura urbana es un aporte relevante para disminuir la contaminación, controlar la temperatura y reducir la cantidad de energía que se necesita consumir.
Según lo que explica el profesor Fernando Muñoz, ingeniero forestal y profesor de la Universidad de Concepción, la silvicultura urbana se refiere a las técnicas silviculturales aplicadas a un conjunto de árboles ubicados en áreas pobladas o en su periferia. “Este concepto es relativamente nuevo, ha evolucionado junto con el rápido crecimiento de la población urbana y la expansión física de las ciudades y su impacto en las personas y el medio ambiente”. Además, afirma que desde la década de 1990 se ha comenzado a hablar de ecología urbana, un concepto que tradicionalmente es aplicado a otros ecosistemas, pero que integrado a este tipo de silvicultura abre nuevas oportunidades para la comprensión del rol del arbolado en las urbes. El objetivo es potenciar su beneficio en la población, en ámbitos paisajísticos, ambientales y económicos. Para ello, debe estar planificado junto con la evolución natural de la ciudad.
[Aquí puedes leer el reportaje completo publicado en LIGNUM]
Esta también es una forma más “amigable” de acercamiento de la población hacia los árboles, viéndolos como algo más que madera o con un sentido industrial. “La gestión del arbolado urbano debe incluir el desarrollo de una percepción positiva de la población respecto de los árboles y sus beneficios. Este es el primer acercamiento de la ciudadanía a la naturaleza, especialmente considerando que la población urbana es mayoritaria en el país. El beneficio que entrega esto al sector forestal chileno es permitir ampliar su espectro de acción. Que la población entienda que ‘lo forestal´ no solo es bosques en el sur de Chile o madera; sino que también está en los árboles frente a su propia casa, en las áreas verdes, en los parques urbanos y en los escasos bosques que aún quedan, por ejemplo, en el pie de monte de Santiago”, dice Julio Torres, ingeniero forestal. Además, la silvicultura urbana es fuente de empleo y es la única actividad forestal que se desarrolla en las zonas donde se concentra la población, lo que la convierte en puerta de entrada para difundir el rol de los bosques, los árboles y plantaciones.
Por el arbolado en las urbes todas las personas pueden tener acceso a un entorno más natural, que les aporta sombra, captura el carbono del aire y las partículas en suspensión, controla la velocidad y dirección del viento, entre otros, según afirma Muñoz.