Mmmm…, yo no pude disimular el escepticismo, pero Julio León Cabrera, un cienfueguero que le sabe un mundo al bambú sin ser agrónomo de academia, no me dejó hacer un segundo gesto de duda. «Vaya a Holguín, allá hace 11 años hicieron una casa de prueba y el ciclón Ike no la tumbó, ¿qué le parece?, y eso que como era la primera está bastante rústica en comparación con las maravillas que hay en Colombia, la India y China.
«La segunda (un año después) es una joyita, hasta las canaletas que cubren los cables eléctricos son de cañabrava, y por allí pasan unos cuantos turistas todos los días para verla porque no lo creen igual que usted.»
—Es que al bambú le entra el bicho muy rápido…, le repliqué.
—Eso pasa porque no lo saben cortar ni curar bien. Lo primero es seleccionar la caña que va a coger, debe estar madura, de tres años, por lo menos, y cortarla durante el período seco, en cuarto menguante. Después viene el secado, a la sombra, puesta de forma vertical, separada de la tierra, o sea, sobre algún soporte, y unos 28 días (un ciclo lunar).
«Si hace eso así, verá cómo dura y resiste. Lo otro son las sustancias químicas que la gente le echa y que la ciencia ha creado, claro; pero, si no cumple lo primero, no hay producto que pare a los hongos e insectos.»
Aún muchos consideran al bambú una plaga tan perjudicial como el marabú, una mata inútil que debiera extinguirse y cuando la ven crecer lejos de las márgenes de los ríos, le entran con la mocha o el hacha y no paran hasta derribar los plantones.
Afortunadamente, crece el grupo de defensores de esta gramínea. El Jardín Botánico de Cienfuegos cuenta con una colección de las 28 mejores especies del mundo y está en condiciones de contribuir a su propagación en el resto del país, asevera Julio León Cabrera, quien labora allí de especialista de conservación.
Ante la carencia de madera y energía, como consecuencia de la deforestación masiva e ilegal ha que han sido sometidos los bosques del planeta, algunos expertos ya han llegado a decir que el bambú es el Oro Verde del siglo XXI.
Entre sus beneficios ambientales está la capacidad de absorber hasta 30 toneladas de dióxido de carbono por hectárea al año —uno de los gases que contribuyen al efecto invernadero—, controla la erosión de los suelos, sobre todo, en las cuencas de agua y alberga una gran biodiversidad en los sitios donde crece.
EL «LOCO» DEL BAMBÚ
Sin muchos conocimientos sobre esta planta, pero estimulado por la defensa que hacía de ella el doctor José Fernando Martirena, del Centro de Investigación y Desarrollo de Estructuras y Materiales (CIDEM), de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas, Leonel Sarduy Cabanes hizo hace 6 años en Manicaragua el primer vivero de bambú en Villa Clara, y uno de los precursores en el país.
«Ese es el mejor que yo he visto en Cuba», nos había advertido León Cabrera unos días antes de visitarlo.
«Al principio, íbamos a talleres a la Universidad o ellos venían a capacitarnos, hicimos relaciones con el Jardín Botánico de Cienfuegos, y poco a poco nos fuimos metiendo en este mundo. También recibimos visitas de extranjeros interesados en el fomento de esta gramínea y de la Agencia de Cooperación Suiza para el Desarrollo (COSUDE), que lidera un proyecto para la expansión del cultivo y su aprovechamiento», recuerda Sarduy Cabanes.
«Cuando la gente descubra que no es una mata más, y que puede ser la mejor alternativa para garantizar construcciones imprescindibles en la agricultura, a lo mejor hasta habrá que regular su corte, porque nos vamos a quedar sin plantones», advierte.
De este vivero, perteneciente a la CCS (fortalecida) Efraín Hurtado, salen todos los años unas 20 mil posturas para la Empresa Forestal Integral de Villa Clara. Según las necesidades de los clientes, les garantizan las especies, y ya cuentan con algunos plantones de Guadua, una de las más reconocidas en el planeta por sus utilidades económicas.
«Aquí trabajamos dos personas. De domingo a domingo, y de siete a siete. El pasado 2 de mayo, mientras la gente descansaba en su casa el día feriado, nosotros estábamos buscando posturas y trajimos 5 mil a cuestas, porque ni un carretón había en la calle. Algunos que nos cruzaron en el camino, dijeron: “ahí van los dos locos”.
«Pero en el campo, cualquier cultivo exige sacrificios y mucho trabajo. Si por eso me van a decir loco, pues bienvenido el calificativo. Y se ríe. El obrero que me ayuda, sale todos los meses a mil pesos. ¿La locura tiene su encanto, verdad?
«Y nada de abonos químicos, todo es con estiércol de vaca, agua del río Arimao y sudor, porque los goterones le corren a uno por la cara y caen a veces en las bolsitas cuando el sol lanza alfilerazos a media mañana».
Con 1.4 hectáreas, otorgadas por el Decreto Ley 259, Leonel ha logrado abastecer a Villa Clara de posturas de bambú, y si le contratan más, más produce.
DE TAL PALO, TAL VIVIENDA.
En China hace 5 mil años que emplean el bambú, una de las plantas símbolos de su cultura, a tal extremo que, incluso, lo consumen en sopas, dulces, ensaladas, dado su alto contenido de proteínas y minerales. Han desarrollado tecnologías para aprovechar toda la planta, por lo que en América muchos empresarios creen que resulta difícil competir con ellos en este rubro.
No obstante, en Ecuador, Colombia, México y otras naciones latinoamericanas impulsan programas para potenciar el cultivo y uso del bambú, tanto en proyectos de gran envergadura como de desarrollo local.
En esas experiencias se apoya Cuba, que recientemente celebró en el hotel Hanabanilla, de Manicaragua, la Conferencia Regional de Bambú, con la asistencia de expertos foráneos de 8 naciones. Allí fueron presentadas imágenes e historias de las casas holguineras edificadas con un alto componente de dicha gramínea.
Juan Carlos Romero, ingeniero agrónomo, defiende la tesis de que esta puede ser una alternativa sostenible para paliar la difícil situación de la vivienda en Cuba.
«La primera la hicimos inspirados en un modelo de Costa Rica. Tenía paneles de latillas de bambú, soportado por una marquetería de madera, cubierto de un mortero de cemento, arena y recebo. Los soportes de la cubierta fueron realizados con una estructura de bambú simple con uniones de fácil ejecución, materiales al alcance de la población y del personal no experimentado», explica.
«Ya hemos aplicado nuevas soluciones constructivas, válidas también para la conservación y rehabilitación de estas y otras edificaciones», refiere Juan Carlos, un hombre que aspira a que en un futuro no muy lejano haya viviendas de bambú en toda el archipiélago.
LA CASA DE LOS ANIMALES
La cifra de campesinos crece en Cuba acogidos al Decreto Ley 259, y muchos de ellos han solicitado tierras para dedicarse a la cría intensiva de ganado, cerdos, aves, conejos, caballos. Sin embargo, no todos disponen de los recursos financieros y materiales para construir las naves y otros aposentos imprescindibles.
En el bambú tienen una alternativa asequible, sustentable y al alcance. La Universidad de Oriente ha desarrollado varios proyectos con buenos dividendos. A la par, continúan perfeccionando los diseños, con el propósito de extenderlos, ahora que la producción de alimentos es un asunto de Seguridad Nacional.
El arquitecto Juan Manuel Pascual Menéndez está muy entusiasmado con el éxito de una nave para la cría porcina en la finca integral El Progreso, en Santiago de Cuba. La experiencia se enriquece en Holguín con un proyecto en fase de ejecución para ganado, que tiene entre sus ventajas la disminución de los costos (requiere una menor cantidad de cemento, ladrillos o bloques, acero, etc.) y garantiza resistencia y durabilidad.
Sin que vaya a sustituir a la palma real como árbol nacional, el bambú deja de ser una cenicienta de la flora, y con esa esbeltez que adquiere en apenas 3 o 4 años comienza a discutir «de tú a tú» un lugar de privilegio en la rica biodiversidad cubana.
Fuente: Ecoportal.net
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