Reportes del Instituto Humboldt sostienen que en Colombia solo queda un 8% del bosque seco tropical; es decir, solo unas 720 mil hectáreas restan de un ecosistema que originalmente contaba con 9 millones. Tal deterioro se debe, en parte, a que sus territorios han sido intervenidos para el desarrollo urbano, la agricultura y la ganadería.
Es por esto que en el marco del convenio de cooperación científica establecido entre la Universidad del Norte y la Universidad Libre de Berlín, un grupo de investigadores de ambas instituciones implementan un proyecto interdisciplinar que busca llegar a una mejor comprensión, conservación y estudio de la diversidad vegetal que está presente en el bosque seco tropical del Caribe.
Dicho proyecto, que se realiza con el apoyo de la Fundación Alemana de Investigación Científica (DFG) y del Ministerio Federal de Educación e Investigación (BMBF), incluyó una primera salida de campo realizada entre el 28 y 30 de octubre, en la reserva forestal protectora El Palomar, la cual está ubicada en uno de los puntos más altos del municipio de Piojó. Allí los investigadores iniciaron la recolección de datos y muestras de especies de plantas que servirán para diversos propósitos de su trabajo en pro de la conservación del bosque seco.
“Un objetivo del proyecto es entender qué hay; es como un inventario de la biodiversidad, porque si no se sabe no puedes conservarlo o usarlo correctamente”, afirmó Grischa Brokamp, botánico y coordinador del proyecto de investigación de la Universidad Libre de Berlín.
El investigador resalta que además de identificar y conocer más acerca de la diversidad de plantas, otro de los aspectos que este proyecto acoge es el de estudiar el estado de conservación que presenta este importante ecosistema, el grado de intervención del hombre en él y el impacto que esto ha ocasionado en el bosque seco, en los servicios ecosistémicos que presta y en las especies que lo habitan. “Un bosque intacto brindará servicios ecosistémicos a un nivel diferente que un bosque que está más intervenido y que solo tiene la mitad de sus especies nativas, es algo muy diferente”, describió Brokamp.
En el equipo también está participando el geógrafo Henry Schubert, estudiante doctoral e investigador asociado al Instituto de Ciencias Geográficas de la Universidad Libre de Berlín. Con el propósito de formular su tesis doctoral, él acompaña a los botánicos en sus exploraciones para trabajar en el análisis de los distintos tipos de suelo y la geomorfología actual; así puede comprender su calidad, los usos y las intervenciones que se han dado en ellos, dentro de las zonas de bosque seco tropical.
“Para el manejo de la biodiversidad es muy importante saber que no todos los sitios son iguales, que estos se diferencian por los tipos de suelo y la morfología; por eso se necesita un manejo diferente en cada zona para conservar su biodiversidad y crear regulaciones adecuadas”, explicó Schubert refiriéndose a la pertinencia de su trabajo.
Siendo esta su primera visita a la zona, el geógrafo resaltó que es muy pronto para tener conclusiones, pero pudo notar los problemas de erosión en el suelo, por lo que a futuro quisiera crear un modelo de erosión para medir su impacto y cómo podrían desarrollarse restauraciones de la tierra en este ecosistema.
Una biblioteca de plantas
En esta salida de campo a la reserva El Palomar también se recolectaron muestras de 50 especies diferentes de plantas, todas con flores, lo cual es importante para ayudar a identificarlas. Dichas muestras sirven no solo para estudiar la biodiversidad propia del bosque seco tropical, sino para alimentar el herbario que la Universidad del Norte viene creando desde su departamento de Química y Biología.
Los herbarios son como bibliotecas que en lugar de libros guardan colecciones de plantas, que están preservadas para que los botánicos o taxónomos designen si las especies son nuevas o no, y que sean testimonio de la biodiversidad de la región. Esto se hace mediante el estudio y la descripción de sus características físicas o moleculares. “Es un poco de trabajo detectivesco, de encontrar las particularidades de cada especie”, explicó Óscar Rojas, biólogo y profesor del departamento.
Durante toda una semana, Rojas estuvo junto al investigador Grischa Brokamp prensando cientos de muestras de estas 50 especies colectadas, entre hojas de papel periódico, un proceso que debe hacerse cuidadosamente para secar la planta mientras que se preservan sus propiedades; así pueden ser estudiadas más adelante por otros especialistas interesados en los especímenes que guarda el herbario.
El experto también sostuvo que futuras salidas de campo se estarán realizando en compañía de sus colegas colombianos y alemanes en otras zonas de bosque seco tropical de la región; esto con el propósito de seguir colectando muestras de plantas y más datos sobre suelos y los usos que les dan. Todo esto para conocer a profundidad el estado en el que se encuentra el bosque seco tropical en el Caribe.
“Desde el área estratégica de investigación en Biodiversidad se han venido adelantando trabajos para la preservación de los ecosistemas de la región y el fin último es la conservación. Para esto se buscan los sitios degradados, y se crean estrategias de reforestación y restauración que se puedan desarrollar”, manifestó Rojas.
Por María Margarita Mendoza
Fuente: Uninorte