El sector forestal teme a una restricción de la biomasa; el maderero la desea.

Aun resuenan las repercusiones de la votación el pasado 17 de enero en el Parlamento Europeo sobre la nueva directiva de renovables. La industria maderera está más contenta porque en la primera redacción prevalece el uso en cascada de la biomasa forestal, por el cual uno de los principales destinos ha de ser fabricar productos de madera. Sin embargo, la propiedad forestal espera que esto cambie en la redacción final porque “va en contra de los principios del mercado”, en relación a las limitaciones que supondría su uso para producir energía.

Es uno de los eternos debates, no solo en las directivas, leyes y estrategias sobre energías renovables, sino también en las que atañen a la economía circular y a la bioeconomía. Cada sector quiere atraer la biomasa a su producción para que no se vea monopolizada o privilegiada por un uso determinado. Ocurre con podas de olivos y con la biomasa forestal, por poner solo dos ejemplos.

El principio de cascada de estos usos privilegia a unos sobre otros, por ejemplo como abono o madera, y esto es lo que el Parlamente Europeo (PE) pretende entre las enmiendas aprobadas la pasada semana para conseguir una nueva directiva de energías renovables. En el portal Madera Sostenible reflejan la satisfacción entre las filas de la industria maderera y del mueble europeas por esta decisión.

Eliminar la distorsión de “subsidios, ayudas públicas, primas y subvenciones”
Por un lado, lanzan una indirecta al sector de la bioenergía al pedir “la creación de un campo de juego nivelado a través de la eliminación de las distorsiones del mercado impulsadas por subsidios, ayudas públicas, primas y subvenciones”. Y abogan por “el respeto de la jerarquía de residuos para obtener la máxima eficiencia de los recursos de madera y de los restos de madera”.

Por otro, se muestran más directos al afirmar que “esta decisión del PE allanará el camino para un uso más sostenible de la madera y los residuos de madera en Europa mediante la producción de productos de madera y muebles en primera instancia, y posteriormente su reutilización y reciclaje para dar a la madera una segunda vida. Al final del ciclo de vida pueden convertirse en una fuente de energía renovable”.

No quieren a la energía “al final del ciclo de vida” de la biomasa forestal
Eso de “al final del ciclo de vida” no gusta nada ni entre las filas de los productores de energía ni entre las de los propietarios forestales y agrícolas. Estos últimos, en una nota de prensa conjunta (Confederación Europea de Propietarios Forestales, COPA-Cogeca y European State Forest Association), esperan que la redacción final huya “de la jerarquía de los residuos por las distorsiones del mercado que podría dar lugar la introducción del principio de uso en cascada en la legislación”.

Este colectivo recibe con agrado la votación del PE en lo que hace referencia a a la sostenibilidad de la biomasa forestal, aunque “algunos requisitos deben ser refinados y simplificados”. También muestra satisfacción por incluir en el anexo de materias primas para la fabricación de biocarburantes avanzados productos derivados tanto de la explotación forestal como de la industria papelera.

No tocar el anexo IX
Pero el malestar comienza a aparecer cuando advierten que se quieren “eliminar las materias primas del anexo IX, ya que esto podría tener un impacto negativo en las inversiones a largo plazo en biocarburantes”. Se trata de aquellas materias primas cuya contribución a la consecución de los objetivos de renovables en el transporte contarían el doble, y que incluye residuos tanto forestales como agrícolas.

Por último, remarcan su oposición al uso en cascada porque “la Comisión Europea señala que el principio no es adecuado para la legislación de la UE y va en contra de los principios del mercado”. Y hacen una firme petición. “esta propuesta debería eliminarse durante los próximos pasos del proceso legislativo”.

Reducción del 70 por ciento de emisiones para las nuevas plantas de 20 megavatios
En España, una de las últimas reacciones a este final del proceso legislativo emprendido por el PE ha sido la de la Asociación Española de Valorización Energética de la Biomasa (Avebiom). En concreto defiende “la implantación de sistemas de control de la huella de carbono en las instalaciones de más de 20 megavatios, que representan el 75 por ciento del consumo de biomasa, tal y como contemplan los criterios de sostenibilidad”.

Avebiom aboga por fijar un porcentaje de reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero superior al 70 por ciento fijado inicialmente por el PE para las instalaciones que comiencen a funcionar a partir del 1 de enero de 2021. También propone “la implantación de una tasa específica a las emisiones de CO2, con el fin de contribuir de manera efectiva a paliar las causas que generan el efecto invernadero”.

Gestión de la Biomasa en el planeta

La biomasa se obtiene directamente de la madera o sus desperdicios y también de deshechos agrícolas como cáscaras de frutos secos, etc. En ambos casos es la tierra la que da la materia prima y por ello es tan importante gestionarla de forma responsable. El problema surge cuando la utilización de tierras cultivables y forestales para crear biomasa, se convierte en un uso masivo y descontrolado.

Según un informe de Amigos de la tierra, Quemando la tierra, elaborado por la Universidad de Viena, ” Europa necesita tres veces su superficie para producir los productos y la energía de su consumo actual. Es imprescindible medir el uso de los recursos y poner límites al mismo.” Europa, necesita importar pellets de otros países para poder abarcar el consumo demandado, como por ejemplo de Estados Unidos y Canadá.

Foto: Ecología Verde.

La huella ecológica de la tierra mide el impacto ambiental generado por la demanda que se hace de los recursos existentes en los ecosistemas del planeta. Sería interesante tener en cuenta este concepto de huella a la hora de realizar un uso masivo de la tierra. Hoy en día, la madera que se utiliza para la construcción se controla mediante sellos de gestión sostenible de los bosques, como por ejemplo FSC y PEFC. En la construcción con madera, existe una concienciación sobre una gestión responsable.

A diferencia de otros productos de la madera, la biomasa tiene un recorrido corto en el uso y tiempo ya que, según llega a las calderas, ésta se quema.

Uso en cascada

El principio del “uso en cascada” significa que la biomasa se debe usar primero como material, y la energía que contenga será recuperada al final de la vida del producto, respetando además la jerarquía de los residuos, que implica reutilización y reciclaje previo a la eliminación. Por ejemplo una viga de madera, pasaría a utilizarse como pilar, después a banco en el jardín y finalmente tras otros muchos usos, se podría usar como biomasa en forma de leña.

Fuentes: Energías Renovables, Miren Caballero Bioestudio.

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