“Un servicio del ecosistema que está ganando interés alrededor del mundo con el cambio climático global es el secuestro de carbono. Esto es el almacenamiento a largo plazo del carbono en los árboles y en otros depósitos o sumideros”.
Rainforest Alliance 2014
Cuando los árboles se queman, liberan dióxido de carbono, un gas de efecto invernadero, que aumenta la temperatura de la Tierra.
Para conocer la cantidad exacta de dióxido de carbono que se libera durante un incendio forestal, los científicos han desarrollado herramientas de medición a partir de una pregunta fundamental: ¿por qué hay carbono en los árboles?
El carbono es un elemento que se encuentra en todas las estructuras que necesitan los seres vivos para vivir, crecer y reproducirse, es el elemento base de carbohidratos, proteínas y ácidos nucleicos.
En el caso del ciclo del agua, el vapor de agua sube a las nubes y regresa líquido con la lluvia y así se repite, sin que cambie la cantidad de H2O en el planeta.
Pues también el carbono tiene su ciclo, sus átomos van de un lado a otro. Por ejemplo, un árbol toma el carbono del dióxido de carbono que absorbe durante la fotosíntesis y lo junta con hidrógeno para componer el carbohidrato que formará una hoja, un fruto o su propia corteza. Luego, por medio de la respiración, tanto las plantas como los animales descomponen los carbohidratos liberando el dióxido de carbono a la atmósfera (ver figura).
Pero, ¿qué sucede con este carbono en los árboles? Los árboles pueden seguir creciendo y con ello almacenar más carbono del que liberan al respirar, por lo que son llamados “sumideros” de carbono. O por otro lado, pueden incendiarse y liberarlo como dióxido de carbono. Sin embargo, no sólo de carbono están hechos los árboles, también tienen otros elementos que sin embargo, no se consideran aquí, porque no influyen en el efecto invernadero que causa el cambio climático.
Los científicos encontraron que por cada tonelada de biomasa de un árbol, la mitad corresponde a carbono, lo que puede variar de una especie a otra. Por lo tanto, para saber la cantidad exacta de carbono en un bosque, es necesario medir los árboles, usar modelos para convertir estas medidas en biomasa y la mitad de lo que pese, es el carbono que será liberado de regreso a la atmósfera. Esa liberación puede suceder en forma lenta por medio de la descomposición o, en forma rápida, si el bosque se quema.
Al respecto, muchos países forman parte de un acuerdo internacional que se conoce como REDD+, el cual exige a cada país generar un sistema de medición, reporte y verificación de emisiones de gases de efecto invernadero.
El objetivo principal de este sistema es proporcionar información precisa sobre la ganancia y pérdida de carbono en bosques por actividades humanas y disturbios naturales, tales como los incendios forestales. La calidad y cantidad de datos generados es muy importante, debido a que se emplearán para generar los reportes de cada país a las Naciones Unidas.
Fuente: Innovación Forestal