La Junta de Castilla y León ha iniciado en Burgos y en Aguilar de Campoó (Palencia) las pruebas de una especie de vacuna que se inyecta en los pinos para eliminar la procesionaria en zonas urbanas o muy transitadas por personas. El jefe de la sección de Protección de la Naturaleza del Servicio Territorial de Medio Ambiente en Burgos, José Ignacio Pardo, ha explicado que la técnica consiste en practicar uno o más agujeros en el tronco de cada pino, en función del perímetro del árbol, e inyectar en él un insecticida que se reparte por todo el ejemplar mediante la savia. Se trata de un líquido inocuo para el árbol y para las personas y los animales, pero cuando las orugas de procesionaria comen las agujas del pino mueren.
El nuevo tratamiento puede sustituir a la fumigación con avionetas, que está prohibida por una directiva de la Unión Europea, y a los tratamientos con nebulizadores, que son más peligrosos para las personas y los animales.
El técnico ha explicado que la aplicación de estos tratamientos será responsabilidad de los propietarios de los pinos, que suelen ser ayuntamientos o particulares, dado que se trata de árboles de zonas urbanas, porque la procesionaria no es una amenaza para los árboles de masas forestales.
Sin embargo, las orugas de procesionaria tienen unos pelillos urticantes que afectan a las personas y los animales, por lo que son animales muy molestos en zonas urbanas de tránsito o en lugares de ocio.
De hecho, en la capital burgalesa se están probando los tratamientos en dos zonas muy frecuentadas por paseantes y deportistas en el cinturón verde de la ciudad, en los parques urbanos de Fuentes Blancas y el Castillo. El tratamiento elimina las orugas, pero no las bolsas características que les sirven de nido, que son totalmente inocuas.
Fuente: Agroinformación