El XIII Congreso Forestal Mundial, primer Congreso “carbón neutral”, fue único en varios aspectos: primero, por la participación (7 075 participantes de 160 países, con 417 periodistas acreditados) y segundo, por su estructura, ya que por primera vez incorporó foros de discusiones, reuniones de negocios y sesiones de comunicaciones. Todo lo anterior basado en un lema muy amplio: Desarrollo Forestal: un balance vital. En la ronda de negocios participaron 205 empresarios que pactaron intenciones de negocios por sobre los $ 40 millones de dólares USD.
El Congreso fue enfático en afirmar que el sector forestal no puede ser visto de manera limitada, ni ser tema de interés sólo para quienes trabajan en el áre, ya que las mayores presiones sobre los bosques vienen desde fuera del sector, como los cambios climáticos, las crisis económicas, las diferentes políticas públicas de los países y el crecimiento demográfico, sólo para mencionar algunas. Es un sector que acusa los efectos de muchos problemas externos.
Algunos ejemplos fueron especialmente destacados: el crecimiento poblacional y la migración hacia las ciudades, lo que crea problemas y presiones ambientales sobre los bosques y las tierras agrícolas. Estos cambios ocurren actualmente de una forma mas rápida que en el pasado, ocasionando mayor incertidumbre, y la forma de enfrentarlos es trabajar de forma inmediata con modelos integrados y con socios externos al sector forestal, para desarrollar respuestas multi-sectoriales.
Igualmente, será necesario trabajar con organizaciones e iniciativas regionales para complementar las acciones y actividades nacionales e internacionales de manejo forestal sostenible.
Otro aspecto que llama la atención fue la comprobación del hecho que, con la creciente urbanización del mundo, es cada vez menor el valor que las poblaciones urbanas confieren a los bienes vitales y servicios provenientes de los bosques. Es necesario que esta población comprenda mejor el impacto negativo que la presión urbana ejerce sobre los bosques, para que puedan cambiar sus comportamientos.
Un tema que recibió gran atención fue la valoración por parte de la sociedad de los bienes y servicios económicos y ambientales que proveen los bosques, como agua dulce, biodiversidad y secuestro de carbono, que hasta la fecha no son suficientemente reconocidos por la sociedad.
El Congreso desarrolló líneas estratégicas para fomentar el desarrollo de mecanismos a nivel local, regional y global para reconocer los valores económicos de los bosques y crear incentivos financieros para los propietarios de tierras y comunidades. Además, propuso maneras para implementar inmediatamente mecanismos relacionados al cambio climático, con atención particular en la Reducción de Emisiones de Carbono por la Deforestación y la Degradación de los Bosques, REDD. También propuso aumentar los esfuerzos para desarrollar políticas y estrategias integradas para un manejo eficiente de los recursos forestales e hídricos.
El Congreso también enfatizó la importancia de las plantaciones forestales, recordando que con el crecimiento global de la población y la demanda cada vez más acentuada por los recursos naturales, los bosques plantados se convierten en una importante parte del paisaje y contribuyen efectivamente a la mitigación de los cambios climáticos, a la restauración de las tierras degradadas y a otros beneficios ambientales.
La bioenergía fue asunto de intensos debates, ya que su desarrollo sostenible será necesario para la producción de energía sostenible. Los bosques son una importante parte de la solución a la necesidad global de energía, y la bioenergia para uso doméstico y uso comercial, tiene una importante fuente en los bosques. Como hay también riesgos implícitos en estas actividades, es necesario que también haya buena gobernanza para balancear la utilización de los recursos forestales para dichos fines.
El tema que más fue discutido en el Congreso Forestal Mundial fue el del cambio climático. Se enfatizó que los bosques son mucho más que instrumentos para almacenar carbono y atemperar el calentamiento global, y por eso se debe tener una perspectiva más amplia sobre los servicios ambientales que prestan los bosques y los beneficios complementarios que tiene su preservación para la biodiversidad y la gente que allí vive.
El CFM analizó los problemas que los bosques han enfrentados como consecuencia de los cambios climáticos desde los grandes incendios, las plagas y las enfermedades forestales, y los daños ocasionados por tormentas, huracanes, tempestades y sequías. La estrategia central para atacar el problema se divide en dos tipos de acciones: aumento de la mitigación de las emisiones de carbono y adaptación para orientar la transición de ecosistemas forestales y comunidades a condiciones más sostenibles.
Sobre este tema, el Congreso preparó sobre un mensaje que será enviado a la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, que se realizará en diciembre 2009 en Copenhague. En este sentido, es fundamental que la Iniciativa REDD sea incluida en el futuro régimen climático que deberá establecer en Copenhague.
Adicionalmente, también recibieron acentuado destaque los ecosistemas frágiles, incluyendo las zonas áridas, pequeñas islas, pantanos y montañas. La importancia de esas zonas para la conservación de la biodiversidad, manutención de especies únicas y endémicas que están adaptadas a condiciones ecológicas extremas, así como la sensibilidad de estas especies a los cambios globales es un tema que debe ser enfrentado. Todos los esfuerzos para combatir la desertificación a través de acciones forestales deberían ser desarrollados.
Finalmente el XIII Congreso concluyó que las políticas relacionadas al sector forestal deben ser adaptadas a los desafíos creados por los rápidos cambios globales. La buena gobernanza tanto dentro como fuera del sector forestal es imperativa para el mejoramiento de las condiciones de vida de las poblaciones que dependen directamente de los bosques y de los recursos forestales así como para la reducción de las explotaciones ilegales, de la deforestación y de la degradación de los bosques. Esto también implica asegurar el derecho a la tenencia de la tierra a las comunidades y otros importantes actores que manejan los recursos forestales.
Las instituciones públicas responsables por la administración del sector forestal necesitan trasformarse más en facilitadores que en comandantes y controladores, e igualmente es necesario poner en práctica nuevos e innovadores instrumentos para el financiamiento del manejo forestal sostenible, que aumenten el acceso al capital, a los valores de los servicios ambientales y mitiguen los riesgos. Para eso se puede utilizar la estructura desarrollada por los programas forestales nacionales en muchos países.
Es posible que el XIII Congreso Forestal Mundial, el primer Congreso “carbono neutral”, haya pavimentado el camino para una nueva era del sector forestal.