El estado de los bosques del mundo 2022

En el contexto de la Declaración de los líderes de Glasgow sobre los bosques y el uso de la tierra y el compromiso de 140 países de eliminar la pérdida de bosques para 2030 y apoyar la restauración y la silvicultura sostenible, la edición de 2022 de El estado de los bosques del mundo (SOFO) explora el potencial de tres caminos forestales para lograr la recuperación verde y abordar las crisis planetarias multidimensionales, incluido el cambio climático y la pérdida de biodiversidad.

Las tres vías interrelacionadas son detener la deforestación y mantener los bosques; restauración de tierras degradadas y expansión de la agrosilvicultura; y el uso sostenible de los bosques y la construcción de cadenas de valor verdes. La búsqueda simultánea y equilibrada de estos caminos puede generar beneficios económicos y sociales sostenibles para los países y sus comunidades rurales, ayudar a satisfacer de manera sostenible la creciente demanda mundial de materiales y abordar los desafíos ambientales.

El estado de los bosques del mundo 2022 presenta evidencia sobre la viabilidad y el valor de estas vías y describe los pasos iniciales que podrían tomarse para seguir adelante. No hay tiempo que perder: es necesario actuar ahora para mantener el aumento de la temperatura global por debajo de 1,5 °C, reducir el riesgo de futuras pandemias, garantizar la seguridad alimentaria y la nutrición para todos, eliminar la pobreza, conservar la biodiversidad del planeta y ofrecer a los jóvenes la esperanza de un mundo mejor y un futuro mejor para todos.

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Prólogo

El estado de los bosques del mundo 2022 presenta datos empíricos sobre la viabilidad y el valor de las vías y resume las medidas iniciales que podrían adoptarse para seguir trabajando en ellas. No hay tiempo que perder: es necesario actuar ya para mantener el aumento de la temperatura mundial por debajo de 1,5 °C, reducir el riesgo de futuras pandemias, garantizar la seguridad alimentaria y la nutrición para todos, eliminar la pobreza, conservar la biodiversidad del planeta y ofrecer a los jóvenes la esperanza de un mundo mejor y de un futuro mejor para todos.

Debido a la pandemia de la enfermedad por coronavirus de 2019 (COVID-19), erradicar el hambre y la pobreza se ha vuelto más difícil y más urgente. Las actividades de recuperación deben abordar las repercusiones de la pandemia y las medidas de contención conexas, que han afectado especialmente a las personas en situación de vulnerabilidad.

Ya antes de la pandemia, la mayor parte de los avances de la humanidad habían entrañado un costo ambiental considerable. La intensificación de los procesos de producción agrícola junto con la tala de bosques para producir aún más alimentos y otros bienes agrícolas han provocado la degradación del medio ambiente y están contribuyendo a la crisis climática.

No resulta viable continuar con las vías actuales de producción agroalimentaria. La transformación de los sistemas agroalimentarios mundiales ya ha comenzado, como lo demuestran la Cumbre de las Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios de 2021 y las iniciativas relacionadas. Es necesario recuperarse tanto de la crisis a corto plazo que ha supuesto la pandemia para la salud humana como de la emergencia más profunda y a más largo plazo derivada de una crisis de “salud del planeta”.

Existen vías alternativas para el futuro de la alimentación y la agricultura que deberían considerarse. La FAO así lo ha hecho a través de su Marco estratégico para 2022 2031, estructurado en torno a las cuatro aspiraciones fundamentales de conseguir “una mejor producción”, “una mejor nutrición”, “un mejor medio ambiente” y “una vida mejor para todos, sin dejar a nadie atrás”. La Organización también ha presentado una visión de los sistemas agroalimentarios sostenibles basada en cinco principios y 20 medidas interrelacionadas que pueden aplicarse en diferentes sectores y a distintas escalas.

En el presente informe, se examinan tres vías basadas en los bosques y los árboles que complementan otras medidas encaminadas a lograr sistemas agroalimentarios más eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles, a saber: detener la deforestación y conservar los bosques; restaurar las tierras degradadas y ampliar la agroforestería; y utilizar los bosques de manera sostenible y crear cadenas de valor verdes. La puesta en práctica equilibrada y simultánea de estas vías puede ayudar a afrontar las crisis a las que se enfrentan las personas y el planeta y, al mismo tiempo, producir beneficios económicos sostenibles, especialmente en las comunidades rurales (a menudo, zonas remotas). Los bosques y los árboles constituyen activos valiosos que, a través de las vías forestales, pueden contribuir a la labor de recuperación y a la creación de economías locales más resilientes. Las vías se basan en la premisa de que las soluciones a las crisis planetarias interrelacionadas tienen consecuencias económicas, sociales y ambientales que deben abordarse de forma integral.

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