
La madera de forma natural es buen aislamiento térmico y acústico en la construcción. Su conductividad térmica varía entre: 0.29-0.13 W/m.K y su coeficiente de reflexión acústica es del 90%, idóneo para la eliminación de ecos.
Los principales aportes energéticos en la vivienda es la climatización. En un clima de carácter continental, un buen aislamiento, evitará pérdidas o ganancias indeseadas del exterior, que además se beneficiará de una disminución de la transmitancia de elementos estructurales y casi nula presencia de puentes térmicos entre estructuras y forjados, si se utiliza la madera de forma estructural.
Si al proyectar mejoramos la eficacia del aislante térmico o colocamos uno de fibras de madera conseguimos eliminar el uso del aislamiento industrializado que actualmente colocamos, como es el poliuretano o el poliestireno, productos eficaces pero tóxicos para el ser humano y que actualmente envuelven nuestros hogares.
La madera es uno de los mejores aislantes térmicos. Fuente imágen: www.meted.ucar.edu
Y aún puede mejorar si observamos que el calor específico de la madera ronda los 1.600J/Kg.k. lo cual genera un comportamiento físico idóneo: Para climatizar una estancia, se atempera el aire interior de la misma, pero no el revestimiento de madera que podemos utilizar en paredes y techos, así, no se crean paredes “frías o calientes”. Esto no ocurre con otros elementos estructurales o de revestimiento, el aporte energético que se tiene que suministrar a la estancia es la sumatoria de la adecuación del aire interior a una temperatura estable y la climatización de los revestimientos de la sala, derrochando energía.
Además, su baja conductividad y difusividad térmica que pueden rondar valores de: Pino: Conductividad térmica (w/(m.k)): 0.163 / Difusividad térmica (m2/s)(x10-6): 0.193. Ésto refleja una idónea resistencia térmica del material, favoreciendo una baja disipación del calor en estaciones invernales, a la vez que una disminuida absorción y acumulación del calor en las estancias. Algo que repercute también en la conducción eléctrica, funcionando como aislante natural para las personas en puntos de acumulación de alta intensidad o fallos eléctricos.
Finalmente, se puede observar que mejorando el aislamiento y disminuyendo la existencia de puentes térmicos, podemos evitar pérdidas energéticas y, si además evitamos el calentamiento de nuestros cerramientos, estructuras o revestimientos, disminuimos la demanda energética con la repercusión directa en la inversión económica mensual que hay que realizar en nuestros hogares para mantener un ambiente agradable.
Por: Beatriz Segura Plaza
Fuente: Maderea