
1. Respeto: Los árboles son seres vivos, tan vivos como usted y o como yo. Mejor aún; Son nuestros protectores. Deles el respeto que se merecen como seres vivos y nunca los trate con desprecio, como si sólo fuera mobiliario urbano.
2. Anticipación: Antes de planificar un edificio o un barrio nuevo, acuda a un urbanista, que sabrá establecer en primer lugar los espacios verdes y los árboles de alineamiento. La construcción se realizará solamente a partir de entonces.
3. Jurisdicción: Sepa rodearse de personas capacitadas para la selección de especies, plantación, poda de formación, poda de madera seca (muerta) y los diagnósticos de seguridad.
4. Previsión: Planee para cada árbol plantado un volumen suficiente para su copa y sus raíces cuando éste se convierta en un adulto. Esto hace de las podas una actividad inútil. Nunca se le olvide que un árbol sin podar no es un árbol peligroso.
5. Modestia: Nunca plante «grandes sujetos» con la intención de causar una buena impresión. Esto es tanto una pérdida de tiempo como un desperdicio de dinero, «La presunción» y los árboles no se mezclan.
6. Honestidad: no crea y no pretenda a hacer creer a nadie que diez árboles jóvenes van a reemplazar el derribo de un gran árbol viejo. Esto es una mentira social, ambiental y financiera.
7. No violencia: no recorte las ramas o raíces de un árbol a menos que sea absolutamente necesario. No es estético y hace que el árbol sea peligroso.
8. Civismo: ser intratable con el comportamiento lacivo e incívico frente a los árboles en la ciudad: golpes, mutilaciones, etc. Ellos soportan muy mal cualquier forma de agresión.
9. Protección: nunca olvide que talar árboles a lo largo de las carreteras no es en absoluto una respuesta adecuada a los problemas de seguridad vial.
10. Gratitud: amar árboles es otra forma de amar al hombre.
Ame sus árboles y tendrá la satisfacción de ver que sus conciudadanos le mostrarán su gratitud.
Extraído del libro Du bon usage des arbres. Un plaidoyer à l’attention des élus et des énarques.
Mensaje dirigido a los funcionarios electos y las autoridades públicas, y un pequeño curso sobre el árbol, su gestión, su cultura, su papel en la ciudad, para que no se vea amenazado por la incompetencia, la rentabilidad, principio de precaución, desprecio por todo lo que vive, cuando no es todo eso a la vez. Abogacía por el árbol de calles y parques.
Francis HALLÉ
Botánico y biólogo, Francis Hallé es especialista en árboles y bosques tropicales. Fue profesor en las universidades de Orsay (1960), Brazzaville (1968), Kinshasa (1970) y Montpellier (1971-1999). Es miembro correspondiente del Museo Nacional de Historia Natural de París y autor de numerosas publicaciones, entre ellas: El Canopy Balsa (con Dany Cleyet-Marrel y Gilles Ebersolt, JC Lattes, 2000), Alabanza de la planta (Umbral, 1999), Plant Architectures (JPC, 2004), Incidencia del árbol (Southern Acts, 2005), Condición tropical (Southern Acts, 2010), Era un bosque(con Luc Jacquet, Actes Sud, 2013), Defensa de la selva (Actes Sud, 2014).
Vía: José Brea